Page 205 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                         Más tarde. Fue un regreso triste a casa en todos aspec
                  tos: la casa vacía del querido difunto que fuera tan bondadoso
                  con nosotros: Jonathan todavía pálido y aturdido bajo una ligera
                  recaída de su enfermedad, ahora un telegrama de van Helsing,
                  quienquiera que sea: "Tengo la pena de participarle que la seño
                  ra Westenra murió hace cinco días, y que Lucy murió anteayer.
                  Ambas fueron enterradas hoy."
                         ¡Oh, qué cúmulo de dolores en tan pocas palabras! ¡Po
                  bre señora Westenra! ¡Pobre Lucy! ¡Se han ido; se han ido para
                  no regresar nunca más a nosotros! ¡Y pobre, pobre Arthur, que
                  ha perdido una dulzura tal de su vida! Dios nos ayude a sobre
                  llevar todos nuestros pesares.
                                  Del diario del doctor Seward

                         22 de septiembre. Todo ha culminado. Arthur ha regre
                  sado a Ring y se ha llevado consigo a Quincey Morris. ¡Qué
                  magnífico tipo es este Quincey! Creo en lo más profundo de mi
                  corazón que él sufrió tanto como cualquiera de nosotros dos por
                  la muerte de Lucy; pero supo sobreponerse a su dolor como un
                  estoico. Si América puede seguir produciendo hombres como
                  este, no cabe la menor duda de que llegará a ser una gran po
                  tencia en el mundo. Van Helsing está acostado, tomándose un
                  descanso preparatorio para su viaje. Se va a ir hoy por la noche
                  a Ámsterdam, pero dice que regresará mañana por la noche;
                  que sólo quiere hacer algunos arreglos que únicamente pueden
                  efectuarse en persona. Cuando regrese, si puede, se quedará
                  en mi casa; dice que tiene trabajo que hacer en Londres que le
                  puede llevar cierto tiempo. ¡Pobre viejo amigo! Temo que el es
                  fuerzo de las últimas semanas ha roto hasta su fortaleza de hie
                  rro.
                         Durante todo el tiempo del funeral, pude ver que él esta
                  ba haciendo un terrible esfuerzo por refrenarse. Cuando todo
                  hubo pasado, estábamos parados al lado de Arthur, quien, po
                  brecito, estaba hablando de su parte en la operación cuando su
                  sangre fue transferida a las venas de Lucy; pude ver que el ros
                  tro de van Helsing se ponía blanco y morado alternadamente.
                  Arthur estaba diciendo que desde entonces sentía como si los
                  dos hubiesen estado realmente casados y que ella era su mujer
                  a los ojos de Dios. Ninguno de nosotros dijo una palabra de las
                  otras operaciones, y ninguno de nosotros la dirá jamás. Arthur y
                  Quincey se fueron juntos a la estación, y van Helsing y yo nos
                  vinimos para acá. En el momento que estuvimos solos en el



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