Page 307 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                  para mañana en la noche una dosis de cloral; eso no me causa
                  rá por una vez ningún daño y me sentará bien una buena noche
                  de sueño. Hoy desperté más fatigada que si no hubiera dormido
                  en absoluto.


                         2 de octubre, a las diez de la noche. Anoche dormí, pero
                  no soñé. Debo haber dormido profundamente, puesto que no
                  desperté cuando se acostó Jonathan, pero el sueño no me ha
                  sentado todo lo bien que sería de desear, puesto que hoy me he
                  sentido débil y desanimada. Pasé todo el día de ayer tratando de
                  dormir o acostada, dormitando.

                         Por la tarde, el señor Renfield preguntó si podría verme.
                  ¡Pobre hombre! Estuvo muy amable, y al marcharse me besó la
                  mano y rogó a Dios que me bendijera. En cierto modo, eso me
                  afectó mucho, y las lágrimas acuden a mis ojos cuando pienso
                  en él. Esta es una nueva debilidad de la que tengo que preocu
                  parme y cuidarme. Jonathan se entristecería mucho si supiera
                  que he estado llorando. Tanto él como los demás estuvieron
                  fuera hasta la hora de la cena, y regresaron muy cansados. Hice
                  todo lo posible por alegrarlos, y creo que el esfuerzo me sentó
                  bien, puesto que me olvidé de lo cansada que estaba yo misma.
                  Después de la cena me mandaron a acostarme y todos salieron
                  a fumar juntos, según dijeron, pero sabía perfectamente que lo
                  que deseaban era contarse unos a otros lo que les había suce
                  dido a cada uno de ellos durante el día; comprendí por la actitud
                  de Jonathan que tenía algo muy importante que comunicarles.
                         No tenía tanto sueño como debería; por consiguiente,
                  antes de que se fueran le pedí al doctor Seward que me diera
                  alguna pastilla para dormir, de cualquier tipo, ya que no había
                  dormido bien la noche anterior. Con mucha habilidad, me prepa
                  ró una droga adormecedora y me la dio, diciéndome que no me
                  causaría ningún daño, ya que era muy ligera... La he tomado y
                  estoy esperando a que el sueño me venza, lo cual me parece
                  todavía algo lejano. Espero no haber hecho mal, ya que cuando
                  el sueño comienza a apoderarse de mí, me asalta un nuevo
                  temor; es posible que haya cometido una tontería al privarme del
                  poder de despertar. Es posible que lo necesite. Ya tengo sueño.
                  ¡Buenas noches!








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