Page 310 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                  realidad, no creo que resulte una tarea difícil y dura, después de
                  todo, ya que ella misma se ha hecho reticente en lo relativo a
                  ese tema y no ha vuelto a hablar del conde ni de sus actos des
                  de que le comunicamos nuestra decisión.


                         2 de octubre, por la noche. Fue un día largo, emocionan
                  te, y de los que resultan una verdadera prueba. Por el primer
                  correo he recibido la carta que me era destinada y que contenía
                  una hoja sucia de papel, sobre el que habían escrito con un lápiz
                  de carpintero y una mano demasiado pesada: "Sam Bloxam,
                  Korkrans, 4, Poters Cort, Bartel Street, Walworth. Pregunte por
                  el algacil."

                         Recibí la carta en la cama y me levanté, sin despertar a
                  Mina. Estaba pálida y parecía dormir pesada y profundamente.
                  Pensé no despertarla, pero en cuanto volviera de esa investiga
                  ción, tomaría las disposiciones pertinentes para que regresara a
                  Exéter. Creo que estará más contenta en nuestra propia casa,
                  interesándose en sus tareas cotidianas, que estando aquí, entre
                  nosotros, en la ignorancia de todo lo que está sucediendo. Vi
                  solamente al doctor Seward durante un momento y le dije adón
                  de me dirigía, prometiéndole regresar a explicarle todo el resto
                  en cuanto pudiera descubrir algo. Me dirigí a Walworth y encon
                  tré con ciertas dificultades Potter's Court. La ortografía del señor
                  Smollet me engañó, debido a que pregunté primeramente por
                  Poter's Court en lugar de Potter's Court. Sin embargo, cuando
                  encontré la dirección, no tuve dificultades en encontrar la casa
                  de huéspedes Corcoran. Cuando le pregunté al hombre que
                  salió a la puerta por el "algacil", movió la cabeza y dijo:

                         —No lo conozco. No hay ningún tipo así aquí; no he oído
                  hablar de él en toda mi vida. No creo que haya nadie semejante
                  que viva aquí o en las cercanías.
                         Saqué la carta de Smollet y al leerla me pareció que la
                  lección sobre la ortografía con que estaba escrito la dirección
                  podría ayudarme.
                         —¿Quién es usted? —le pregunté.

                         —Soy el alguacil —respondió.
                         Comprendí inmediatamente que estaba en terreno segu
                  ro.





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