Page 330 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
—Usted es el doctor van Helsing. ¡Me alegro mucho de
que esté usted aquí! Deme un trago de agua; tengo los labios
secos. Luego se lo contaré todo. He soñado.
Hizo una pausa, y pareció desvanecerse.
Llamé quedamente a Quincey.
—¡EI brandy! Está en mi estudio..., ¡dese prisa!
Se fue rápidamente y regresó con un vaso, una botella
de brandy y una jarra de agua. Le humedecimos al herido los
labios magullados y recobró el sentido rápidamente. Sin embar
go, parecía que su pobre cerebro herido había estado trabajando
mientras tanto, puesto que, cuando recuperó completamente el
conocimiento, me miró fijamente, con una terrible expresión de
desconcierto que nunca podré olvidar, y me dijo:
—No debo engañarme; no se trataba de un sueño, sino
de una terrible realidad.
Sus ojos recorrieron la habitación, y cuando vio a las dos
figuras que permanecían sentadas pacientemente en el borde
del lecho, continuó diciendo:
—Si no estuviera seguro de ello ya, lo sabría por ellos.
Cerró los ojos por un instante..., no a causa del dolor o
del sueño, sino voluntariamente, como si estuviera reuniendo
todas sus fuerzas; cuando volvió a abrirlos, dijo apresuradamen
te y con mayor energía de la que había mostrado hasta enton
ces:
—¡Rápido, doctor, rápido! ¡Me estoy muriendo! Siento
que me quedan solamente unos minutos y después caeré muer
to o algo peor. Vuelva a humedecerme los labios con brandy.
Tengo que decirle algo antes de morir, o antes de que mi cere
bro destrozado muera. ¡Gracias! Sucedió aquella noche, des
pués de que salió usted de aquí, cuando le imploré que me deja
ra salir del asilo. No podía hablar, ya que sentía que mi lengua
estaba atada; pero estaba tan cuerdo entonces, exceptuando el
hecho de que no podía hablar, como ahora. Estuve desesperado
durante mucho tiempo después de que se fue usted de mi habi
tación; debieron pasar varias horas. Luego, sentí una paz repen
tina. Mi cerebro pareció volver a funcionar fríamente y comprendí
dónde me encontraba. Oí que los perros ladraban detrás de la
casa, pero, ¡no donde estaba él!
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