Page 344 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
XXII
Del diario de Jonathan Harker
de octubre. Tengo que hacer algo, si no quiero
3 volverme loco; por eso estoy escribiendo en este
diario. Son ahora las seis de la mañana, y tenemos
que reunirnos en el estudio dentro de media hora,
para comer algo, puesto que el doctor Seward y el
profesor van Helsing están de acuerdo en que si no comemos
nada no estaremos en condiciones de hacer nuestro mejor tra
bajo. Dios sabe que hoy necesitaremos darlo mejor de cada uno
de nosotros. Tengo que continuar escribiendo, cueste lo que
cueste, ya que no puedo detenerme a pensar. Todo, los peque
ños detalles tanto como los grandes, debe quedar asentado;
quizá los detalles insignificantes serán los que nos sirvan más,
después. Las enseñanzas, buenas o malas, no podrán habernos
hecho mayor daño a Mina y a mí que el que estamos sufriendo
hoy. Sin embargo, debemos tener esperanza y confianza. La
pobre Mina me acaba de decir hace un momento, con las lágri
mas corriéndole por sus adoradas mejillas, que es en la adversi
dad y la desgracia cuando debemos demostrar nuestra fe... Que
debemos seguir teniendo confianza, y que Dios nos ayudará
hasta el fin. ¡El fin! ¡Oh, Dios mío! ¿Qué fin…? ¡A trabajar! ¡A
trabajar!
Cuando el doctor van Helsing y el doctor Seward regre
saron de su visita al pobre Renfield, discutimos gravemente lo
que era preciso hacer. Primeramente, el doctor Seward nos dijo
que cuando él y el doctor van Helsing habían descendido a la
habitación del piso inferior, habían encontrado a Renfield tendido
en el suelo. Tenía el rostro todo magullado y aplastado y los
huesos dela nariz rotos.
El doctor Seward le preguntó al asistente que se encon
traba de servicio en el pasillo si había oído algo. El asistente le
dijo que se había sentado y estaba semidormido, cuando oyó
fuertes voces en la habitación del paciente y a Renfield que gri
taba con fuerza varias veces: "¡Dios! ¡Dios! ¡Dios!" Después de
eso, oyó el ruido de una caída y, cuando entró en la habitación,
lo encontró tendido en el suelo, con el rostro contra el suelo, tal y
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