Page 349 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
—No espere más de lo que sea estrictamente necesario.
Estoy seguro de que se da perfectamente cuenta de la tortura a
que estoy siendo sometido.
—¡Puede estar seguro de ello, amigo mío! Y créame que
no tengo ningún deseo de añadir todavía mas sufrimiento al que
ya está soportando. Pero tenemos que pensar antes de actuar,
hasta el momento en que todo el mundo esté en movimiento.
Entonces llegará el momento oportuno para entrar en acción. He
reflexionado mucho, y me parece que el modo más simple es el
mejor de todos. Deseamos entrar a la casa, pero no tenemos
llave. ¿No es así?
Asentí.
—Supongamos ahora que usted fuera realmente el due
ño de la casa, que hubiera perdido la llave y que no tuviera con
ciencia de delincuente, puesto que estaría en su derecho...
¿Qué haría?
—Buscaría a un respetable cerrajero, y lo pondría a tra
bajar, para que me franqueara la entrada.
—Pero, la policía intervendría, ¿no es así?
—¡No! No intervendría, sabiendo que el cerrajero estaba
trabajando para el dueño de la casa.
—Entonces —me miró fijamente, al tiempo que conti
nuaba —, todo lo que estará en duda es la conciencia y la opi
nión dela policía en cuanto a si es el propietario quien recurrió al
cerrajero y la opinión de la policía en cuanto a si el artesano está
trabajando o no de acuerdo con las leyes. Su policía debe estar
compuesta de hombres cuidadosos e inteligentes, extraordina
riamente inteligentes para leer el corazón humano, si es que han
de estar seguros de lo que deben hacer. No, no, amigo Jonat
han, puede usted ir a abrir las cerraduras de un centenar de
casas vacías en su Londres o en cualquier ciudad del mundo, y
si lo hace de tal modo que parezca correcto, nadie intervendrá
en absoluto. He leído algo sobre un caballero que tenía una
hermosa casa en Londres y cuando fue a pasar los meses del
verano en Suiza, dejando su casa cerrada, un delincuente rom
pió una de las ventanas de la parte posterior y entró. Luego se
dirigió al frente, abrió las ventanas, levantó las persianas y salió
por la puerta principal, ante los mismos ojos de la policía. A con
tinuación, hizo una pública subasta en la casa, la anunció en
todos los periódicos y, cuando llegó el día establecido, vendió
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