Page 406 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
como el "Patito Feo" de mi amigo Hans Andersen, no era un
pensamiento pato en absoluto, sino un pensamiento cisne, gran
de, que vuela con alas muy poderosas, cuando llega el momento
de que las ensaye. Miren, leo aquí lo que escribió Jonathan:
—"Ese otro de su raza que, en una época posterior, re
petidas veces, hizo que sus tropas cruzaran El Gran Río y pene
traran en territorio turco; que, cuando era rechazado, volvía una
y otra vez, aun cuando debía regresar solo del campo de batalla
ensangrentada donde sus tropas estaban siendo despedazadas,
puesto que sabía que él solo podía triunfar..."
"¿Qué nos sugiere esto? ¿No mucho? ¡No! El pensa
miento infantil del conde no vela nada, por eso habló con tanta
libertad. Sus pensamientos humanos no vieron nada, ni tampoco
mi pensamiento de hombre, hasta ahora. ¡No! Pero llega otra
palabra de una persona que habla sin pensar, debido a que ella
tampoco sabe lo que significa..., lo que puede significar. Es co
mo los elementos en reposo que, no obstante, en su curso natu
ral, siguen su camino, se tocan... y, ¡puf!, se produce un relám
pago de luz que cubre todo el firmamento, que ciega, mata y
destruye algo o a alguien, pero que ilumina abajo toda la tierra,
kilómetros y más kilómetros alrededor. ¿No es así? Bueno, será
mejor que me explique. Para empezar, ¿han estudiado ustedes
alguna vez la filosofía del crimen? "Sí" y "no". Usted, amigo
John, sí, puesto que es un estudioso de la locura. Usted, señora
Mina, no; porque el crimen no la toca a usted..., excepto una
vez. Sin embargo, su mente trabaja realmente y no arguye a
particulari ad universale.
"En los criminales existe esa peculiaridad. Es tan cons
tante en todos los países y los tiempos, que incluso la policía,
que no sabe gran cosa de filosofía, llega a conocerlo empírica
mente, que existe. El criminal siempre trabaja en un crimen...,
ese es el verdadero criminal, que parece estar predestinado para
ese crimen y que no desea cometer ningún otro. Ese criminal no
tiene un cerebro completo de hombre. Es inteligente, hábil, y
está lleno de recursos, pero no tiene un cerebro de adulto.
Cuando mucho, tiene un cerebro infantil. Ahora, este criminal
que nos ocupa, está también predestinado para el crimen; él,
también tiene un cerebro infantil y es infantil el hacer lo que ha
hecho. Los pajaritos, los peces pequeños, los animalitos, no
aprenden por principio sino empíricamente, y cuando aprenden
cómo hacer algo, ese conocimiento les sirve de base para hacer
algo más, partiendo de él. Dos pousto, dijo Arquímedes, ¡dénme
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