Page 423 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker


                         En ese momento, Jonathan lo interrumpió, diciendo ar
                  dientemente:
                         —¿Quiere usted decir, profesor, que va a conducir a Mi
                  na, en su triste estado y estigmatizada como está con esa en
                  fermedad diabólica, a la guarida del lobo para que caiga en una
                  trampa mortal? ¡De ninguna manera! ¡Por nada del mundo!

                         Durante un minuto perdió la voz y continuó, más adelan
                  te:
                         —¿Sabe usted cómo es ese lugar? ¿Ha visto usted ese
                  terrible antro de infernales infamias... donde la misma luz de la
                  luna está viva y adopta toda clase de formas, y en donde toda
                  partícula de polvo es un embrión de monstruo? ¿Ha sentido
                  usted los labios del vampiro sobre su cuello?
                         Se volvió hacia mí, fijó los ojos en mi frente y levantó los
                  brazos, gritando:

                         —¡Dios mío!, ¿qué hemos hecho para que hayas envia
                  do este horror sobre nosotros? —y se desplomó sobre el diván,
                  sintiéndose destrozado.
                         La voz del profesor, con su tono dulce y claro, que pare
                  cía vibrar en el aire, nos calmó a todos.
                         —Amigo mío, es porque quiero salvar a la señora Mina
                  de ese horror por lo que quiero llevarla allí. Dios no permita que
                  la introduzca en ese lugar. Hay cierto trabajo; un trabajo terrible
                  que hay que hacer allí, y que los ojos de ella no deben ver. To
                  dos los hombres presentes, excepto Jonathan, hemos visto qué
                  vamos a tener que hacer antes de que ese lugar quede purifica
                  do. Recuerde que nos encontramos en medio de un peligro terri
                  ble. Si el conde huye de nosotros esta vez, y hay que tener en
                  cuenta que es fuerte, inteligente y hábil, puede desear dormir
                  durante un siglo, y a su debido tiempo, nuestra querida dama —
                  me tomó de la mano irá a su lado para acompañarlo, y será co
                  mo las otras que vio usted, Jonathan. Nos ha descrito usted todo
                  lo referente a sus labios glotones y a sus risas horribles, cuando
                  se llevaban el saco que se movía y que el conde les había arro
                  jado. Usted se estremece, pero es algo que puede suceder.
                  Perdone que le cause tanto dolor, pero es necesario. Amigo mío,
                  ¿no se trata de una empresa en la que probablemente tendré
                  que perder la vida? En el caso de que alguno de nosotros deba
                  ir a ese lugar para quedarse, tendré que ser yo, para hacerles
                  compañía.




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