Page 428 - Drácula
P. 428
Drácula de Bram Stoker
cendieron sólo unas horas antes. Godalming era un ajustador
aficionado y, evidentemente, fue él quien puso la lancha en mar
cha otra vez. Finalmente, consiguieron cruzar los rápidos, con
ayuda de los habitantes, y acaban de emprender la marcha,
descansados. Temo que la lancha no mejoró mucho con el acci
dente; los campesinos nos informaron que después de que vol
vió nuevamente a aguas tranquilas, seguía deteniéndose de vez
en cuando, mientras permaneció a la vista. Debemos avanzar
con mayor brío que nunca; es posible que pronto necesiten
nuestra ayuda.
Del diario de Mina Harker
31 de octubre. Llegamos a Veresti por la tarde. El profe
sor me dice que esta mañana, al amanecer, a duras penas pudo
hipnotizarme, y que todo lo que pude decir fue: "oscuro y tran
quilo". Ahora está fuera, comprando una calesa y caballos; dice
que más tarde tratará de comprar más caballos, de manera que
podamos cambiarlos en el camino. Nos quedan todavía ciento
diez kilómetros por recorrer. El paisaje es precioso y muy intere
sante; si nos encontráramos en diferentes circunstancias, ¡qué
encantador resultaría contemplar todo esto! Si Jonathan y yo
viajáramos solos por estas tierras, ¡qué placer sería! Podríamos
detenernos, veríamos a la gente, aprenderíamos algo sobre ella
y llenaríamos nuestras mentes con todo lo pintoresco y el colori
do del campo salvaje y hermoso y las personas tan singulares.
Pero, ¡ay…!
Más tarde. El doctor van Helsing ha regresado. Consi
guió la calesa y los caballos; vamos a cenar, y emprenderemos
el viaje dentro de una hora. La casera nos está preparando una
enorme canasta de provisiones; parece ser suficiente para toda
una compañía de soldados. El profesor la anima y me dice en
susurros que es posible que pase una semana antes de que
podamos volver a obtener alimentos. El también ha estado de
compras, y ha enviado a su casa un conjunto maravilloso de
abrigos y pellizas y toda clase de ropa de abrigo. No tendremos
ningún peligro de sentir frío.
Pronto nos pondremos en marcha. Temo pensar en lo que pue
sucedernos;
de verdaderamente, estamos en las manos de Dios;
solamente Él sabe lo que puede suceder y le ruego, con toda la
fuerza de mi alma triste y humilde, que cuide a mi amado espo
so; que, suceda lo que suceda, Jonathan pueda saber que lo
amo y que lo he honrado más delo que puedo expresar, y que
427