Page 432 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker



                              Memorando de Abraham van Helsing
                         4 de noviembre. Esto es para mi antiguo y sincero ami
                  go, el doctor John Seward, de Purefleet, Londres, en caso de
                  que no lo pueda volver a ver. Es posible que aclare. Es de ma
                  ñana, y escribo junto al fuego que nos ha mantenido vivos du
                  rante toda la noche.
                         La señora Mina me ha ayudado. Hace frío; mucho frío.
                  Tanto, que el cielo gris y pesado está lleno de nieve que, cuando
                  caiga, permanecerá durante todo el invierno, ya que la tierra se
                  está endureciendo para recibirla. Parece haber afectado a la
                  señora Mina. Ha tenido la cabeza tan pesada durante todo el
                  día, que no parece ser la misma. ¡Duerme, duerme y sigue dur
                  miendo! Ella, que es siempre tan vivaz, no ha hecho casi absolu
                  tamente nada en todo el día; hasta ha perdido el apetito. No hizo
                  ninguna anotación en su diario, ella que tan fielmente había es
                  crito en cada una de nuestras paradas. Algo me dice que no
                  todo marcha bien. Sin embargo, esta noche está más vivaz. Su
                  largo sueño del día la ha refrescado y restaurado, y ahora está
                  tan dulce y despierta como siempre. Traté de hipnotizarla al
                  amanecer, pero sin obtener ningún resultado positivo. El poder
                  ha ido disminuyendo continuamente, día a día, y esta noche me
                  falló por completo. Bueno, ¡que se haga la voluntad de Dios...!
                  ¡Cualquiera que sea y adondequiera que nos lleve! Ahora, pa
                  semos a lo histórico; ya que la señora Mina no escribió en su
                  diario, debo, en mi laborioso lenguaje antiguo, hacerlo, de mane
                  ra que ningún día que pasamos quede sin ser registrado.
                         Llegamos al Paso del Borgo un poco antes del amane
                  cer, ayer por la mañana; cuando observé los signos precursores
                  del alba, me preparé a hipnotizarla. Detuvimos la calesa y des
                  cendimos, con el fin de que nada nos perturbara. Hice una espe
                  cie de sofá con pieles, y la señora Mina, después de acostarse,
                  se prestó a la hipnosis, como siempre, pero más lenta y breve
                  mente que nunca. Como antes, su respuesta fue: "Oscuridad y
                  aguas agitadas." Luego despertó, vivaz y radiante, y continua
                  mos nuestro camino, para llegar pronto al Paso. En esta hora y
                  lugar, ella se llenó de un nuevo entusiasmo; un nuevo poder
                  director se manifestó en ella, ya que señaló un camino y dijo:
                         —Este es el camino.

                         —¿Cómo lo sabe? —inquirí.





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