Page 130 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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KL PRINCIPE PREDESTINADO                                135


     «Es preciso que vuelvas al lugar de donde has venido». Pero la joven niña
     le cogió y juró por Dios, diciendo: «¡Por Ra-Harakhti! Que me lo quiten
     y dejaré de comer, dejaré de beber y moriré al instante». Entonces el men­
     sajero  fue y comunicó a su padre todo lo que ella había dicho. Y su pa­
     dre envió hombres para matarlo /[6,15]  allí donde estaba. Pero la joven
     niña les dijo: «¡Por Ra! Que se le mate y, cuando el sol se ponga, ya esta­
     ré yo muerta. No le sobreviviré ni una hora21».
        Fueron a decírselo a su padre. Y su [padre hizo traer] ante sí al [joven
     hombre así como] a su hija. El [joven hombre llegó pues ante] él. Y el jefe
     le dio muestras de consideración22; lo abrazó y lo besó en todo su cuer­
     po,  y después  le  dijo:  «Dime  (cuál es)  tu condición,  pues  eres  para  mí
     como un hijo». Y le respondió: «Soy el hijo de un oficial del país de Egip­
     to. Mi madre murió y mi padre tomó otra esposa. Pero ella me odió y me
     fui huyendo de ella». Entonces le dio a su hija por esposa; /[7,5] y le dio
     una mansión y campos, así como rebaños y todo tipo de cosas buenas.

     Los destinos
        Y   después de que hubieran pasado <días> tras esto, el joven le dijo a
     su mujer: «Estoy prometido a tres destinos: el cocodrilo, la serpiente, el
     perro».  Ella le respondió:  «Haz matar al perro que  te sigue». Pero él le
     dijo: «[Eso sería] una locura(P); no permitiré que maten a mi perro, al que
     crié cuando era pequeño».  Entonces ella  se puso  a velar por su marido
     con el mayor cuidado, y no le dejaba salir solo.
        El mismo día en que el joven príncipe había venido de la tierra de Egip­
     to para pasearse(?), el cocodrilo /[7,10] de su [destino lo había seguido...] y
     se encontraba ante él, en la ciudad donde residía el joven [con su esposa,
     en medio]  del río. Había también en el río un espíritu de las aguas23. Y el
     espíritu de las aguas no permitía que el cocodrilo saliera afuera; el cocodri­
     lo, por su parte, no dejaba que el espíritu de las aguas saliera para ir a pa­
     searse. Y cuando el sol se alzaba,  [...ellos]  se preparaban y combatían, los
     dos adversarios24, cotidianamente, (y ello) desde hacía tres meses enteros.
        Después de que [hubieran pasado] días tras esto, el joven se sentó y pasó una
     agradable jornada en su casa. Y después /[7,15] del final de la brisa de la tarde25,


        21  Lit. «No pasaré ni una hora, viva, más que él».
        22 Ut. «Y su consideración penetró en el jefe».
        2·' Así traducimos nosotros nht: el determinativo de esta palabra (el halcón totémico sobre la
     pértiga) indica que es un ente divino; y se trataría o bien de un dios del río o bien de un «espíritu»
     de las aguas, y no un gigante. En su acepción abstracta, nht significa «fuerza divina» o «espíritu de
     dios», especialmente en este pasaje que Spiegelberg, ZAS 57 (1922), p. 145-148, extrae de textos de-
     móticos: iw  wn nht Utr w3h-n-mw hr-φ φ . w  «mientras que una fuerza divina flotaba sobre ellos».
       24 Lit: «[ellos]  se alzaban, combatían [a saber los] dos hombres». La misma expresión m  p t
     S 2 se encuentra en cinco ocasiones en Horusj  Seth.
        ;

        2>La brisa, de origen solar, que sopla todo el día en Egipto, cesa a la caída del sol.  En lu­
     gar de tSw grh «la brisa dc la tarde», se ha propuesto la lectura hnm t cnh «la duodécima hora del
     día»: JEA 15 (1929) p. 109. Esta lectura no ha sido mantenida por Gardiner.
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