Page 80 - Desde los ojos de un fantasma
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—Eso sí es cierto. Creo que son las primeras palabras verdaderas que pronuncias

               hoy —dijo don Antonio en un tono de reproche.

               —Previendo un juego emocionante te tomaste varias tilas. No fuera a ser que
               repitieras la escena de la casa de mi tío Rui.


               —¡De nuevo vas a comenzar con esas mentiras! —protestó don Antonio.


               —¡Acepta que a lo largo de aquel día te tomaste varias tazas de té!


               —¡15 de mayo de 1964: día de gloria! —exclamó orgulloso el semáforo elegante
               queriendo cambiar el tema.


               —Día de gloria y de tilas… por lo menos seis tazas… Precisamente mi tía
               Dorotea fue quien las preparó.


               —No podía ser descortés con una dama —comenzó a titubear don Antonio—.
               Quizá me haya tomado una taza.


               —O cinco…


               —O dos…

               —O cuatro…


               —Todos estábamos muy nerviosos aquel día. Los periódicos vaticinaban un
               contundente triunfo húngaro —dijo don Antonio, y sus palabras sonaron como

               una disculpa. Era claro que aceptaba que aquel día había cruzado por su garganta
               una cascada entera de té de tila.

               —Te tomaste seis tazas.


               —Dos o tres.


               —Varias —insistió José.


               —Algunas —admitió por fin su amigo.


               —Ya ves, no tiene nada de malo aceptar la verdad… ni que a uno le da pavor el
               MTK de Hungría.
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