Page 100 - Fantasmas, espectros y otros trapos sucios
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VENTA DE SALDOS DE HISTORIAS DE HORROR
COMO SIEMPRE, el tío Chema guardó silencio justo en el momento más
interesante.
—¿Y qué pasó después? ¿Armandito Argumosa estaba embrujado? ¿Su abuela le
lanzó una maldición? ¿O en verdad había muerto?
—Si quieres oír la historia debes pagar por ella —dijo el tío Chema
tranquilamente—. Tito, te recuerdo que no junté todo lo que tengo regalando
relatos a curiosos.
—¡Pero me dijiste que era una historia que corría por tu cuenta!
—Sí, pero solo la de mi inicio como comerciante de historias. El cuento del
monstruo veracruzano es aparte.
¡Lo había vuelto a hacer! ¡Mi tío me enganchó con otra historia que ahora dejaba
a la mitad!
—¡No se vale!
—Lo que no se vale es que estés aquí tan tarde —recordó mi tío—. Te van a
regañar en tu casa, vete y vuelve solo si estás dispuesto a seguir comprando
terror.
Me marché molesto, incluso me dolía la panza del coraje. Mi tío parecía un
estafador profesional. Reconozco que me gustaban sus historias y en varias
ocasiones sentí auténtico escalofrío, pero tampoco iba a permitir que me usara
como a un sirviente. Ahora sí me lo juré a mí mismo, no volvería a esa casa,
¡jamás!
Dos días después ya estaba de regreso. Definitivamente eso tampoco habla bien
mi dignidad, pero no pude evitarlo… una historia más, solo la de Armandito
Argumosa y me detendría (es que no podría vivir sin conocer el final). Además
le estaba ayudando a mi tío, tan viejo, tan débil, tan enfermo, no era bueno que
viviera en aquel muladar ¿no? La mía era una buena acción, independiente de si