Page 43 - Fantasmas, espectros y otros trapos sucios
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FANTASMAS PARA TODA OCASIÓN
EDMUNDA PÉREZ, porque así se llamaba la mujer, era originaria de Rincón de
Garnica, un pueblo de Aguascalientes, que es tan difícil de encontrar como un
pelo en una lagartija.
En aquel tiempo, para llegar a Rincón de Garnica había solo dos posibilidades:
haber nacido ahí o recorrer un camino de ocho días en mula a través de la Sierra
Madre Occidental y rezar a todos los santos para no perderse en el Cerro del
Pinal que tiene más vueltas que un tornillo.
El pueblo había sido famoso doscientos años atrás por las minas de plata, pero
cuando se agotaron, casi todos los pobladores se fueron, se quedó apenas una
décima parte de los habitantes y estaban tan aislados que cuando estalló la
Guerra de Reforma, la noticia tardó tanto en llegar que cuando mandaron a un
grupo de soldados, ya había empezado otra guerra, la de la Revolución.
Como es de suponerse, la vida era tremendamente aburrida en Rincón de
Garnica, cualquier novedad era digna de convertirse en una sabrosa tertulia solo
para matar el tiempo. Un pequeño evento, como la mirada coqueta de la viuda
con el panadero, daba para unas cinco semanas de chismes y si había beso de por
medio, podían durar hasta seis meses los rumores y habladurías.
Edmunda Pérez tenía once años por aquel entonces. Tanto sus padres como sus
quince hermanos eran carboneros y no se estilaba mucho la escuela a principios
de siglo, al menos no para las niñas. Edmunda solía andar por el pueblo
repartiendo sacos de carbón y por su aspecto, cubierto de hollín, la niña se había
ganado el apelativo de Inmunda Pérez.
A veces, cuando terminaba las entregas le daba por entrar a una casa a pedir
comida y si le daba sueño dormía en cualquier parte, no tenía amigos y era vista,
más que como humano, como un animalito silvestre.
Una noche de invierno la vida de Edmunda cambió para siempre, ese día salió a
hacer una entrega de carbón a las afueras del pueblo, se le hizo tarde y cerca de
la medianoche al cruzar la noria de la acequia del río, vio un fantasma.