Page 109 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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—Como sabes, todo sigue el curso inicial del escritor.
—Pero ha habido cambios, ¿cierto? Una preciosa y magnífica ave vino hace un
tiempo a conversar conmigo. Me dijo que su hija, la princesa Anjana, y el
Príncipe Verde hacen una curiosa pareja y, por cierto, también que éste luce cada
vez más definido. Tal vez se deba a que ahora se relaciona una vez al año con un
personaje ya constituido en el mundo literario, como su hija, o quizá porque va a
tener cierta importancia en esta historia.
—¿Es ésa la respuesta a la primera parte del acertijo de Rigardo? ¿Será el
corazón del Príncipe Verde el que mi hija deberá entregar a las llamas de ese
fuego que nadie sabe cómo descifrar?
—Los humanos, mi estimado rey Iker… ¿puedo llamarlo por su nombre o es
algo que únicamente reserva para su amigo, el gnomo Puck?
—¿Qué sabes de Puck? —vociferó el rey.
—Por una piedra tan hermosa podría haberle dado ambas informaciones: lo que
sé del embrujo de Rigardo y lo que sé de aquel gnomo. Pero ése no fue nuestro
pacto inicial, y todo elfo respetable debe atender únicamente los pactos iniciales;
de no ser así, se perdería la confianza en nuestro pueblo, en nuestras tradiciones
y en nuestras promesas. Aunque con usted podría hacer una excepción. ¿Acaso
quiere saber dónde encontrar al gnomo?
—¿Está vivo? —preguntó el rey con alegría.
—¡Oh, qué descuido el mío! Le he dado media respuesta. Ahora me pregunto:
¿debo tomar eso como una indicación para cambiar el rumbo de la información
que ha solicitado?
Hubo un silencio breve, pero desolador.
—No —respondió finalmente el rey.
—Ya veo, se dice que para su raza “la sangre llama”, pero, si me lo permite,
debo mencionar que ha habido sus excepciones.
—No me has respondido nada acerca del fuego —dijo con impaciencia el rey.