Page 135 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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—Usar tu magia, tan extraordinaria, para la maldad.


               El mago comenzó a reír mirando el cielo. Como si aquello fuera una señal para
               la esfinge, ésta regreso a gran velocidad a tierra y se posó a sus pies como haría
               un gatito que espera la caricia del humano.


               —Pues porque nací en la mente del escritor, y es lo que debo hacer. Al igual que
               tú.


               —Pero ¿no estás cansado de ser el malo?


               —Eso, princesa, es muy subjetivo. Tú piensas que soy el malo por presentarme
               ante una pareja de reyes —que han gozado de todos los dones de la magia sin
               hacer nada para merecerlos— a lanzar un conjuro que sólo genera un equilibrio
               energético en nuestro mundo. ¿Qué te hace suponer que tu familia merece todo
               sin dar nada a cambio? Y no me salgas conque es porque sirven al pueblo, pues
               también el panadero lo hace, pero su esposa no recibe dones de las hadas ni sus

               hijos son eternamente atendidos por los demás. Mira más allá de las cosas
               evidentes, querida Anjana.

               ”Esta esfinge mata roedores y algunos mamíferos para alimentarse —dijo al

               pasar su mano por la cabeza de la criatura—, y según tu razonamiento eso la
               convierte en una asesina y, por lo tanto, en la mala de la historia. Sin embargo,
               nadie considera que me protege y cuidó de mí cuando papá y mamá me sacaron
               de sus respectivos cuentos para no ser el hazmerreír de nuestro mundo.
               ¿Imaginas un escándalo así: “Bruja y príncipe, quienes se suponían debían
               luchar a muerte, terminan enamorados y conciben un hijo en secreto. La esposa
               del príncipe dice no saber nada, pero ha iniciado ya los preparativos para
               quemar a la bruja en la hoguera”? No suena muy bien, ¿verdad?


               ”Las cosas a veces son simples. Yo hice lo que tenía que hacer para no
               desvanecerme en el olvido, del mismo modo que mis padres aceptaron sus
               respectivos papeles: ella, el de ser la más mala de las brujas malas; y él, el de
               volverse el más valiente de todos los príncipes valientes. Y como ambos tenían
               que ser perfectos en sus roles, no podían darse el lujo de decirle al mundo: “Mi
               final feliz es muy aburrido y la Hermosa Princesa está cansada de mí y yo de
               ella; en cambio, la Bruja Oscura es una mujer sabia y con ella puedo conversar
               de un tema distinto cada noche, pues ha leído bibliotecas enteras y es dueña de
               sí misma. Con ella no tengo que ser el ‘valiente’ en todo momento, pues ella lo
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