Page 27 - El sol de los venados
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–Ven, aquí hay unos para niños –y me mostró los que estaban en una vitrina al
               lado de un sofá de tela de flores.






               En ésas volvió Alicia.






               –Si quieres, te podemos prestar libros; si vas a leerlos, claro está –me dijo.





               –Me gusta mucho leer. Tengo un libro de cuentos de Andersen. Me lo regalaron

               el año pasado en la escuela. Tengo el de Aladino y el de Hänsel y Gretel, nada
               más, y ya los he leído muchas veces, sobre todo el de Andersen. Se me está
               desbaratando de tanto leerlo. A veces releo las poesías que hay en mi libro de
               español. También leo las revistas que papá compra, pero no entiendo muchas
               cosas…






               Alicia miro a su hermana y ésta tomó un libro de la vitrina y me lo entregó. En la
               portada había una niña con un cuello inmensamente largo y, en la parte de arriba,
               estaba escrito el título en letras doradas: Alicia en el País de las Maravillas.





               Alicia, la de verdad, me dijo que un señor había escrito hacía muchos años ese

               libro para una niña llamada Alicia.





               –¿Ya se murió ese señor? –pregunté.






               –¡Claro, Jana! Hace tiempo.
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