Page 28 - El sol de los venados
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–¿Ya se murieron todos los escritores? –volví a preguntar.
–¿Por qué lo preguntas? –dijo Alicia sorprendida.
–Porque nadie me ha hablado nunca de un escritor que esté vivo. Todos, toditos
están muertos –respondí con mucha seguridad.
Las dos hermanas se rieron. Me dio un poco de rabia, porque me pareció que se
estaban burlando de mí.
–No Jana, no todos están muertos –dijo Alicia.
–Pues nunca he visto uno –dije con terquedad.
–Ya verás uno un día –me dijo la hermana de Alicia.
Finalmente, me despedí y salí con el libro bajo el brazo, pensando si en realidad
había escritores vivos y, si los había, cómo serían.
Le mostré el libro a mamá, que me echó un pequeño sermón sobre el cuidado de
los libros ajenos. Casi no la oí, tan contenta estaba contemplando el dibujo de un
conejo muy elegante que miraba un reloj de esos que tienen cadena.