Page 39 - El sol de los venados
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A MAMÁ NO LE GUSTA SALIR casi, pero si papá la invita al cine, salta de
               alegría, se quita enseguida el delantal y corre a arreglarse. Si van por la noche,
               los esperamos levantados. Nos asomamos a la ventana para verlos llegar. A

               veces se demoran y, entonces, empiezo a comerme las uñas.





               –¡Jana! Se te van a poner los dedos como salchichas –me dijo la abuela una
               noche.






               –Sólo me arranco los pellejos, abuela –le respondí.






               –¡Mentirosa! –dijo Coqui.





               Le di un puñetazo y comenzamos a pelear. La abuela se quito una de sus
               pantuflas y nos dio con ella.






               –¡Mocosos, no me van a estropear la noche! –decía mientras nos amenazaba con
               su pantufla.






               Me puse a llorar de rabia y tiré tan fuerte del pelo de Coqui que me quedé con un
               mechón en la mano.






               –¡Abuela! –gritó el muy cobarde.
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