Page 63 - El sol de los venados
P. 63
ESTÁBAMOS DE VACACIONES. Durante mucho tiempo no tendríamos que
madrugar ni hacer tareas. No sabía qué hacer con tanta felicidad. Mamá, por lo
visto, sí, pues al día siguiente me llevó a donde don Miguel, el yerbatero. Para
mamá, la salud es la felicidad. Don Miguel es un señor muy alto, de pelo negro y
ojos también negros. Todo lo cura con hierbas y llama a los médicos
“matasanos”. Luego de examinarme, dijo a mamá que no fuera a permitir que
me operaran de las amígdalas y me mandó unas bebidas de hierbas.
–¿Y usted cómo se siente? –le preguntó a mamá–. ¿Para cuándo es?
–Para junio –contestó ella.
Cuando volvíamos a casa, le pregunté qué era lo que iba a pasar en junio.
–Nada, Jana, es algo de mayores –me dijo secamente.
Los mayores y sus secretos. Todos son iguales: papá, mamá, la abuela, la
señorita Elvira, todos, toditos. ¿Por qué hay tantas cosas que no nos quieren
decir?
¿Estaría enferma mamá? ¿Iría a tener otro niño?
Fui con la abuela a comprar las hierbas que me recetó don Miguel. En un rincón
de la plaza del mercado hay una especie de choza hecha toda de hierbas. Allí se
dirigió la abuela. Dentro, un viejo muy viejo metía hojas en pequeñas bolsas.