Page 69 - El sol de los venados
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–¿De verdad? ¿No te estás burlando de mí?
–No. Eres mi ahijada, y en esa palabra hay otra: hija. Eres un poco mi niña. Me
quedaría deshijado si te vas.
–Esa palabra no existe –le dije riendo.
–Vamos a tu casa, Jana. Tu mamá debe de estar preocupada.
Me tomó de la mano y nos fuimos caminando muy despacio. Mamá estaba en la
ventana buscándome con la mirada. Apenas me vio, casi oí su suspiro de alivio.
Y sentí remordimientos.
–Me he encontrado a esta muchachita en el camino, Helenita. ¿Quiere recogerla?
–le dijo Pacheco.
Mamá sonrió y yo me tiré en sus brazos.
–¡Ay, Jana, la vida de las madres no es fácil! –me dijo mientras me estrechaba
muy fuerte.
–Creo que nunca voy a ser mamá –le dije muy seria.