Page 85 - El sol de los venados
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Mamá enrojeció y no contestó. Ahora estaba segura: mamá iba a tener otro bebé.
               Se lo comenté por la noche a Tatá.






               –A lo mejor, Jana –me dijo como si estuviera en la luna.






               Mamá dice que Tatá vive en las nubes, y yo creo que es cierto. Mamá dice
               también que Tatá sólo piensa en comer y en jugar, claro que lo dice sonriendo
               porque no es del todo cierto. Cada vez que mamá va a la escuela y recibe el
               cuaderno de calificaciones de Tatá, sale de allí como un pavo real. Sabe que
               todas las mamás la miran con envidia cuando la profesora recita la letanía de
               siempre:






               –Su hija, señora, es la excelencia de este establecimiento. Es la mejor en todo.






               –¿Y Jana? –pregunta mamá.





               Y la profesora recita la letanía de siempre:






               –María Juanita va bien, pero tiene que esforzarse con las matemáticas.






               Como había prometido a mamá planchar los pañales de José, no me atreví a
               pedirle permiso para ir a ver a Ismael. Estaba allí, plancha que te plancha,
               cuando llamaron a la puerta. Era Ismael.
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