Page 47 - La venganza de la mano amarilla y otras historias pesadillescas
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Yimi respiró hondo antes de formular la pregunta más temible que había
pronunciado en sus largos doce años de vida:
—¿Quiere decir, mamá, que… estamos muertos?
Ella solo le devolvió una sonrisa. Mientras alargaba los brazos para acogerlo,
miró sus ojos y le dijo:
—Esperaremos a que tu padre regrese. Tenemos tiempo de sobra, mi niño.