Page 79 - Sentido contrario en la selva
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Por suerte, Ricardo y Sita se enfrascaron en comentar los preparativos para la
celebración. Emilio quería cocinar algo especial, Norma no estaba de acuerdo,
Ricardo quería champán y Sita quería pastel. Afortunadamente hablaban todos al
mismo tiempo, cuando Claudia insistió:
—¿Tú viste al jaguar, Nicolás? ¿Cómo? ¿Dónde? Cuéntamelo bien.
—Le pusimos Claudia —susurré.
—¿De veras?
—Te dije que le iba a poner tu nombre.
—Te dije que la encontrarían y que sería hembra —completó Claudia—. Me voy
a bañar y después me cuentas toda la expedición. Toda —subrayó— para que yo
sienta como que estuve ahí.
Se alejó hacia su cabaña, yo me quedé pensando: “Ahí estuviste, ahí estuviste
todo el tiempo.”
Norma le entregaba una lista a Pedro que se veía mucho menos risueño que otras
veces.
—Si encuentras allí un chocolate me lo traes —añadió Norma— y si encuentras
el pastel, trata de que no se estropee.
—Pues… va a estar difícil… —comentó con una mueca Pedro.
—Con que nos traigas lo que va a cocinar Emilio y unas botellas de vino en caso
de que no encuentres champán… —pidió Ricardo.
—Pus… a ver… —dijo Pedro entre dientes.
Caminó en dirección a la pista y Ricardo lo siguió con la mirada. Después cruzó
su mirada con la mía. Y no la desvió; era como si me preguntara, como si leyera
o adivinara algo. Yo también la sostuve; un poco con ganas de contar, otro poco
con ganas de guardar el secreto. Es extraño ver cómo podemos tener ganas en
sentido contrario.
Filomena despegó y la vi cruzar el aire. Me dio un poco de nostalgia recordar la