Page 38 - La desaparición de la abuela
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estaba seguro de que algo le había ocurrido, ¡no era normal que no hubiera

               regresado después de más de dos horas!

               —Mamá... tengo... tengo que decirte que Rodrigo no fue al partido.


               Maribel abrió la boca de asombro y, en seguida, los nervios la llevaron a
               zarandear al niño por los hombros.


               —¿¡Qué estás diciendo!?


               Lloroso, Esteban contó toda la verdad y Maribel pensó que eso de que el mundo
               se le venía a uno encima era absolutamente real; necesitaba a la tía Mariana con
               carácter de urgencia.


               Con el corazón a punto de salírsele del pecho, Carlos contempló la pantalla
               localizadora sin dar crédito a lo que veía en ella: la señal del reloj de Rodrigo
               ¡viajaba por toda la ciudad! Entraba y salía del metro, paseaba por la Zona Rosa,
               volvía al metro, salía de él en el Zócalo, paseaba por la plaza...


               Mientras trataba de tomar un respiro, sintiéndose más tranquilo porque no había
               holograma que indicara que Rodrigo estuviera en peligro, pensó que sólo había
               una explicación a lo que estaba viendo: ¡Rodrigo se había ido de pinta en lugar
               de ir al juego, y ya vería ese muchachito en cuanto lo tuviera enfrente!


               Justo en ese momento, se activó su celular. Era su esposa para decirle que a su
               hijo le había pasado lo mismo que a su madre...¡que había desaparecido para
               siempre!
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