Page 72 - La desaparición de la abuela
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mantenían vigilancia constante en los sitios ideales para protegerlas: las cuevas.
Él también vivía en una de ellas y se había encargado de que los últimos nopales
que quedaban no fueran cortados, pues eran inmejorables parapetos ante quienes
pretendían llegar a sus terrenos, además de que les proporcionaban alimento:
nopales todo el año, y tunas en verano.
Cuando el Jora y sus amigos iban llegando a su colonia, dos muchachitas de
menos de diez años de edad, Alejandra y Marisol, corrieron a encontrarlos.
—Hay señales en el cielo... Algo raro pasa por allá... ¡Miren...!
Los chicos pensaron que las niñas habían enloquecido, pero volvieron los rostros
y, en efecto, una figura alada aparecía y desaparecía rítmicamente justo arriba de
ellos... ¡La figura del equipo de los Bamanes!