Page 19 - Esquilo - Πέρσαι ♦ Los persas
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δόκιμος δ’ οὔτις ὑποστὰς   [ἀντ. β.                           Antístrofa 2.ª
        μεγάλῳ ῥεύματι φωτῶν                                          De nadie se puede esperar que se oponga a ese tremendo
        ἐχυροῖς ἕρκεσιν εἴργειν                                       torrente de hombres, 90 que contenga con sólidos diques
        ἄμαχον κῦμα θαλάσσας·   90                                    el invencible oleaje marino, pues es invencible el ejército
        ἀπρόσοιστος γὰρ ὁ Περσῶν                                      persa y su pueblo de valiente corazón.
        στρατὸς ἀλκίφρων τε λαός.

        δολόμητιν δ᾿ ἀπάταν θεοῦ  [μεσῳδός/ ἐπῳδός ]                  Mesodo/Epodo
        τίς ἀνὴρ θνατὸς ἀλύξει;                                       Pero, ¿qué hombre mortal evitará el engaño falaz de una
        τίς ὁ κραιπνῷ ποδὶ πηδή-                                      deidad? 95 ¿Quién hay que con pie rápido dé con pleno
        ματος εὐπετέος ἀνάσσων;   95                                  dominio un fácil salto? Porque, amistosa y halagadora
        φιλόφρων γὰρ ‹ποτι›σαίνουσα τὸ πρῶτον παράγει                 en un principio, Ate [ ] desvía al mortal a sus redes, de
                                                                                       10
        βροτὸν εἰς ἄρκυας Ἄτα,                                        donde ya no puede  escapar  el mortal, luego de haber
        τόθεν οὐκ ἔστιν ὑπὲρ θν-                                      procurado la huida por encima de ellas.
        ατὸν ἀλύξαντα φυγεῖν.

        θεόθεν γὰρ κατὰ Μοῖρ’ ἐκράτησεν   [στρ. γ.                    Estrofa 3.ª
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        τὸ παλαιόν, ἐπέσκηψε δὲ Πέρσαις  100                          Por voluntad divina, el Destino ejerció su poder desde
        πολέμους πυργοδαΐκτους                                        antaño, 100 y a los persas impuso la guerra en que son
        διέπειν ἱππιοχάρμας τε κλόνους πόλεών τ’ ἀναστάσεις.          derruidas murallas y dirigir los choques violentos de los
                                                                      caballeros y las devastaciones de ciudades.

        ἔμαθον δ’ εὐρυπόροιο θαλάσσας  [ἀντ. γ.    105                Antístrofa 3.ª
        πολιαινομένας πνεύματι λάβρῳ                                  110 Y aprendieron a contemplar con respeto la sagrada
        ἐσορᾶν πόντιον ἄλσος,                                         extensión de las aguas del mar, de anchos caminos y
        πίσυνοι λεπτοδόμοις πεί-                                      blanca espuma debida al viento, confiados en los
        σμασι λα-     110                                             cordajes de lino trenzado y en artificios para hacer el
        πόροις τε μηχαναῖς.                                           transporte de tropas.

        ταῦτά μοι μελαγχίτων   [στρ. δ.   115                         Estrofa 4.ª
        φρὴν ἀμύσσεται φόβῳ -                                         Por eso,115 mi alma enlutada se siente desgarrada de
        ὀᾶ Περσικοῦ στρατεύματος τοῦδε μὴ πόλις πύθηται, κένανδρον    temor —¡ay del ejército persa!— de que la ciudad llegue
        μέγ’ ἄστυ Σουσίδος·                                           a saberse vacía de hombres, ¡la gran ciudad de Susa!


        καὶ τὸ Κισσίων πόλισμ’  [ἀντ. δ.   120                        Antístrofa 4.ª
        ἀντίδουπον ᾄσεται,                                            120  La ciudad  de Cisa devolverá el eco  —¡ay!—,
        ὀᾶ, τοῦτ’ ἔπος γυναικοπλη-                                    profiriendo este grito de pena una confusa multitud de
        θὴς ὅμιλος ἀπύων,                                             mujeres,  y  sus  finos  vestidos  de  lino  sufrirán
        βυσσίνοις δ’ ἐν πέπλοις πέσῃ λακίς.                           desgarrones en señal de duelo.



       *  El mesodo/epodo vv. 93-100, desplazado por Müller tras el tercer par, aventura con temor la idea de que sólo un dios
       puede engañar sus mentes y llevarlos a la perdición. Véase la defensa de la situación trasmitida por los manuscritos (tras
       el segundo par de estrofas) apoyándose en razones de contenido, crítica textual y métrica, de A. Garzya (1991 = 1997: 244-
       248), con amplia bibliografía para las diversas propuestas. El desplazamiento tras el tercer par, de Müller (1837), ha sido
       seguido, entre otros, por Wilamowitz (1914), H.W. Smyth (1922), G. Murray (1952), A.M. Dale, (1983: 102), H.D. Broadhead
       (1960: 53-54), A. Sommerstein (1996: 73-74), M.L. West. (1990a); desde el punto de vista métrico y de contenido, cf. también
       García Novo (2000: 144-148). Para su estudio entre los mesodos, cf. A. Guardasole (2000: 200.203). Otra postura frente a esta
       canción ha sido «sanar» el texto para obtener un par de estrofas: así Seidler (1811-1812, p. 407), P. Mazon (1931 ), J. de
                                                                                                            2
       Romilly (1974), J. Irigoin (1982), (1992). Nota tomada de Elsa García Novo: Las dos caras del protagonista en Los Persas de
       Esquilo, CFC (G): Estudios griegos e indoeuropeos, 2005, 15 49-62: ISSN: 1131-9070.
       10   Deidad que personifica el error. Sin que lo adviertan, Ate se posa en la cabeza de los mortales y ciega su mente,
       induciéndolos a la ruina. Cuando no transliteramos esta palabra, la traducimos por «ceguera» o por «ruina».
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