Page 196 - El arte japonés de la guerra : entendiendo la sabiduría de la estrategia
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192           EL ARTE  JAPONÉS  DE LA GUERRA

           Entre  ellas  destacan  los puntos  de vista  del abad  sobre
        la utilización  de la formación  zen  con  el objeto  de hacer  a
        la gente  más  fuerte  y ruda  para  manejarse  en  el mundo  de
        los  negocios,  una  práctica  que  él llama  fuzaketa,  palabra
        que significa absurdo  o, en  el contexto  de las relaciones,  fri-
        volidad  o  falta  de profesionalidad.  En  Occidente  también
        existe  una  corriente  subterránea  de cortedad  de miras  en  el
        interés  popular y académico  por el zen,  que  ha sido  relega-
        do a la categoría  de culto  y, en  consecuencia,  ha sido  trata-
        do de una  manera  fragmentada  e idiosincrásica.
            Cuando  los  sentimientos  antijaponeses  de las naciones
        occidentales  alcanza  un  cierto  punto,  se  renueva  el  mito
        popular  japonés  de que  los occidentales  tendrían  una  acti-
        tud  más  benévola  si entendieran  su  cultura.  Occidente  no
        se  puede  permitir  dejarse  desorientar  por  el misterio  japo-
        nés, ni consentir  que  la información  sea  utilizada  como  un
        arma  en  lo que  Miyamoto  Musashi  llamaba  el arte  de la
        ventaja.  Por  un  lado,  están  los  que  ensalzan  a  Japón  cre-
        yendo  que  Occidente  debería  imitar  su  manera  de ser  y de
        hacer;  por  otro,  los  que  lo  critican  considerándolo  apa-
        rentemente  como  una  amenaza.  Ambas  actitudes  extremas
       -  son  víctimas  del arte  de la guerra,  que,  a su  vez,  eliminan  a
        las demás  hasta  donde  llega su  campo  de influencia.
            Uno de los principales  problemas  con  los que se enfren-
        tan  tanto  Japón como  Occidente  es  el de la conexión  ínti-
        ma  que  existe  entre  los intereses  concretos  y la difusión  de
        la información  y del  conocimiento.  Es  una  vía  de  doble
        dirección,  ya  que  los  prejuicios  raciales  y las  proyecciones
        políticas  siempre  trabajan  al unísono  en  detrimento  de  la
         comprensión  general.  El enemigo  real en  ambos  bandos  es
         la ignorancia,  tanto  si es  natural  como  provocada.
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