Page 198 - El arte japonés de la guerra : entendiendo la sabiduría de la estrategia
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194          EL ARTE  JAPONÉS  DE LA GUERRA

         ráis descontentos  o desocupados  reavivaron  algunas llamas  apa-
         gadas.  Las  proezas  marciales  podían  ser  utilizadas  (como
         siempre)  para propósitos  desenfrenadamente  criminales,  y en
         el nombre  del bushido  se sobrepasó ampliamente la línea divi-
         soria entre  la competición  caballeresca  y la violencia  política.
            Durante  el siglo xIX,  la ruptura  del aislamiento  japonés
         alimentó  movimientos  diametralmente  opuestos  en  el bus-
         hido,  al igual que  en  el budismo  zen.  Por una  parte,  a tra-
         vés  del  contacto  renovado  con  China,  algunos  pioneros
         modernos  japoneses  se  interesaron  en  las  artes  marciales
         taoístas  y desarrollaron  aquellas  artes  marciales  japonesas
         que son  más pacificas y no  utilizan  armas.  Por otra,  median-
         te la confrontación  con  un  Occidente  agresivo y bien arma-
         do, facciones  militaristas  del  bushido  se  volvieron  hacia  el
         entrenamiento  espartano,  diseñado  para  convertir  todo  el
         ser,  mente  y cuerpo,  en  un  arma.
            Las  artes  marciales  «blandas»  son  favorecidas  general-
         mente  por  personas  interesadas  en  la  tradición  espiritual
         zen,  mientras  que  las artes  marciales  «duras»  son  promovi-
         das por la policía,  las fuerzas  armadas  y los sistemas  de for-
         mación  ¿2goku («infierno»)  en  la educación,  los  negocios  y
         la  industria.  Existe  también  un  gran  número  de  matices
         entre  estos  dos  extremos,  pero  es  en  sus  formas  mas  puras
         como  pueden verse  sus  características,  incluidas  sus  funcio-
         nes  específicas  y sus  efectos  colaterales.
            En  consecuencia,  puede  ser  perjudicial  la  elaboración
         de un  examen  severo  de los elementos  primitivos  por parte
         de  aquellos  que  ya  tienen  una  predisposición  en  contra,
         pero es tan  imposible  comprender  lo complejo  sin entender
         sus  partes  como  comprender  las  partes  sin  entenderlas
         como  partes  de un  todo.
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