Page 38 - El arte japonés de la guerra : entendiendo la sabiduría de la estrategia
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vida espiritual se cumplió en el siglo XVII con el apego a las
formas religiosas.
Según la doctrina especializada zen, los síntomas carac-
terísticos del apego a las formas incluyen la fascinación por
los fenómenos secundarios y la incapacidad para acceder a
la fuente de la creatividad. Se considera este apego como un
hábito de la mente que actúa a niveles individuales y colec-
tivos de la historia humana y que debe ser trascendido una
y otra vez por cada generación. De nuevo se producía una
involución, en la medida en que el zen se había vuelto com-
plicado, desfasado y artificial, en sus sucesivos intentos de
exprimir a generación tras generación en búsqueda de ins-
piración a partir de doctrinas y sistemas limitados. Los estu-
dios oficiales se convirtieron en una caricatura de las flexi-
bles y originales enseñanzas zen que habían iniciado su
renacimiento en el siglo XVII.
A mediados del siglo xIx, al ser reemplazado el tercer
sogunado por el régimen imperial, y con el final del aisla-
miento radical del último Japón feudal, el budismo zen fue
sometido a nuevas presiones. Desde dentro del país, se le
atacó como religión extranjera al establecerse el Estado sin-
toísta encabezado por el emperador. Esta tendencia antiex-
tranjera y antibudista estaba respaldada por extremistas de
un movimiento intelectual xenófobo llamado Estudios
Patrióticos (Kokugaku), que había surgido en el siglo ante-
rior y que ya había alcanzado un gran prestigio. Muchos
templos budistas fueron confiscados y convertidos en tem-
plos sintoístas.
Desde el exterior, el budismo era amenazado por las
agresivas misiones cristianas, que intentaban unir el conoci-
miento técnico occidental —buscado ávidamente por los