Page 47 - El arte japonés de la guerra : entendiendo la sabiduría de la estrategia
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EL BUSHIDO Y LAS ARTES MARCIALES 43
vida de Musashi, el antiguo sistema de clases de Japón llegó
a su fase más extrema de osificación, agravada por el bene-
plácito del gobierno respecto al sistema de castas. La mayo-
ría de la gente había nacido simplemente en un sistema de
vida que no tenía más remedio que aceptar; era su obliga-
ción y, al mismo tiempo, la justificación de su existencia. La
única posible alternativa era la muerte.
Pero existían varios grados de muerte en el mundo de
Musashi. Estaba la muerte social y la muerte física. Algunas
personas escogían esta última cuando experimentaban la
primera, y su elección era siempre respetada si se ejecutaba
correctamente. Por otra parte, los que habían fracasado en
su profesión, podían probablemente huir y adoptar oficios
realizados normalmente por intocables, haciéndose chata-
rreros, buhoneros, directores de pompas fúnebres, zapate-
ros... También podían unirse al mundo de los desclasados,
haciéndose prostitutas, alcahuetes, jugadores y titiriteros.
Otra posibilidad consistía en hacerse monje o monja, aun-
que en aquellos tiempos, como monjes y monjas, todavía
podían acabar entrando en el mundo intocable y desclasa-
do de las mujeres mundanas.
Sin embargo, el hecho más relevante de la sociedad japo-
nesa del siglo XVII era que cualquier persona, con indepen-
dencia de su condición social, era consciente de la inevitabi-
lidad de la muerte, sin tener que conectaría en absoluto con la
obligación o la conciencia. Un simple campesino estaba tan
cerca de la muerte como cualquier guerrero, exceptuando
a los guerreros burócratas, para los que las artes marciales
era sólo un pasatiempo. La policía del sogunado mantenía a
todo el mundo en la inseguridad de su destino, y no se nece-
sitaba el budismo para recordar la evanescencia de la vida.