Page 54 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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44 EL REINO PERSA HASTA DARIO III
manos de su madre, de su harén y de su eunucos. De su hijo Darío, a quien
el gran rey, cuando contaba ya noventa años, nombró sucesor suyo con el dere
cho a ostentar ya desde entonces la tiara, se cuenta que, ofendido porque
su padre le negara un favor, organizó una conspiración contra su vida y que,
habiendo sido delatada al rey la conspiración, éste ordenó que el hijo fuese
ejecutado. El próximo heredero al trono era Aríaspes y tras él venía Arsames;
pero, según relatan las fuentes, el tercer hijo, llamado Ojos, indujo al primero
al suicidio, trastornándole con falsos rumores de que había caído en desgracia
de su padre, e hizo asesinar al segundo por medio de espías a sueldo. Poco des
pués murió Artajerjes II y Ojos ciñó la tiara imperial.
La tradición pinta al nuevo gran rey como un auténtico déspota asiático,
sanguinario y astuto, enérgico y sensual, temible por la fría y calculada energía
de sus actos; un rey de estas condiciones podía, indudablemente, galvanizar por
algún tiempo un imperio como aquél, ya interiormente carcomido, y reanimarlo
con una apariencia de fuerza y lozanía, reducir por la fuerza a los pueblos suble
vados y a los sátrapas en rebeldía, haciendo que también ellos se acostumbrasen
a contemplar en silencio sus caprichos, sus apetitos sanguinarios y sus sensuales
locuras. Comenzó su reinado asesinando a su hermano menor y a su séquito;
y la corte persa le puso, llena de admiración, el nombre de su padre, cuya única
virtud había sido la mansedumbre.
El modo como el nuevo rey subió al trono o tal vez los sangrientos sucesos
que precedieron al cambio de monarca, dieron pie o pretexto para nuevas suble
vaciones en los satrapías de Asia Menor y alentaron al Egipto a proceder todavía
con mayor descaro. Se levantaron en armas Orontes, que tenía bajo su mando
a Jonia, y Artabazos, sátrapa de la Frigia en el Helesponto; algunas inscripciones
áticas han revelado los contactos de Orontes con Atenas. Artabazos había
sabido atraerse a dos rodios, los hermanos Mentor y Memnón, hombres de gue
rra muy capaces ambos, casándose con su hermana y poniendo bajo sus órdenes
a sus mercenarios griegos. Contaba también con el apoyo de los estrategas
atenienses Cares, Caridemo y Foción. Otros sátrapas permanecieron, en cambio,
leales al rey; principalmente el de Caria, Mausolos, que descendía del antiguo
linaje de los dinastas del país; a él se debió la deserción (en el 357) de los
aliados de Atenas, encabezados por Rodas, Cos y Quíos. Esto hizo que Atenas
pusiera mucho más empeño en sostener la causa de los sátrapas sublevados
contra el emperador. El ejército real enviado contra ellos fué derrotado gracias
a la ayuda de Cares; los atenienses, al recibir la noticia, la celebraron con el
mismo regocijo que si se tratara de un segundo Maratón. Pero los persas envia
ron a Atenas una embajada para quejarse de Cares y amenazaron con poner 300
trieras a disposición de sus enemigos, en vista de lo cual los atenienses apresurá
ronse a aplacar la cólera del gran rey y a concertar la paz con los confederados
(año 355). Artabazos siguió peleando contra su rey aun sin la ayuda de los
atenienses; su cuñado Memnón emprendió una expedición contra el tirano en
el Bosforo cimérico, con el que se hallaba en guerra Heraclea y que era la