Page 49 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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EL  REINO  PERSA  HASTA  DARIO  III           39

      todo  el  imperio,  las  estaciones  de  posta,  con  sus  estafetas  siempre  a  punto,  las
       fortalezas  enclavadas  en  los  pasos  y  puntos  fronterizos  más  importantes,  aseguran
      los  enlaces  y  la  intervención  más  rápida  posible  del  poder  central.  Gracias  a
      ello,  los  correos  del  rey  pueden  recorrer  la  distancia  entre  Susa  y  Sardes  —350
      millas— en menos  de  diez  días, y en  cada  región  hay  tropas  dispuestas  a  ejecutar
       sin  pérdida  de  momento  lo  que  los  despachos  reales  ordenen.
          Darío  divide  el  imperio,  para  fines  administrativos,  en  veinte  satrapías.  No
      es  una  división  basada  en  la  nacionalidad  ni  en  razones  históricas;  trátase,  sim­
      plemente,  de  zonas  geográficas,  deslindadas  por  fronteras  naturales.  La  relación
      entre  sus  habitantes  y  el  reino  consiste,  sencillamente,  en  prestarle  obediencia,
       pagar  puntualmente  sus  tributos,  cumplir  con  sus  deberes  militares  cuando  la
      autoridad  competente  ordene  una leva  general,  sostener  a  los  sátrapas  respectivos
      con  su  corte y alimentar a  las  tropas  del gran  rey destacadas  en las  ciudades  prin­
      cipales  y  en  las  fortalezas  fronterizas  de  su  demarcación.  Los  sátrapas  —“reyes
      sometidos  solamente  al  gran  rey”—  son  responsables  de  la  obediencia  y  el
      orden  dentro  de  su  respectiva  satrapía,  pudiendo  hacer  la  guerra  y  concertar
      la  paz  por  su  propia  cuenta  y  sin  orden  de  la  corte,  siempre  que  sea  para  agran­
       dar  el  territorio  y  conseguir  nuevos  tributos.  A  su  vez,  ellos  encomiendan,  pro­
      bablemente,  algunos  de  los  distritos  de  su  jurisdicción  a  nativos  o  favoritos
      suyos,  encargados  de  cobrar  los  tributos  y  de  regentar  el  gobierno  dentro  de  las
      zonas  para  las  que  han  sido  nombrados.  Las  tropas  apostadas  dentro  de  la  sa­
       trapía  están  a  la  disposición  del  sátrapa,  pero  al  mando  de  jefes  y  oficiales
      nombrados  directamente  por  el  rey,  dándose  el  caso  de  que  algunos  generales
      tengan  bajo  sus  órdenes  los  contingentes  de  tropas  de  varias  satrapías.  La  vigi­
      lancia  y  la  destreza  de  las  tropas,  la  lealtad  de  los  sátrapas,  la  vigilancia  cons­
       tante a  que  los  tiene  sometidos  el  gran  rey  por  medio  de  sus  enlaces  y  mensaje­
       ros,  toda  esta  pirámide  jerárquica  de  una  organización  monárquica  centralizada
       es la  forma que mantiene firmemente  unidos  a los  países y  a los  pueblos  súbditos
       del  imperio  persa.
          Los  nobles y  el  pueblo  de  Persia  comparten  hasta  cierto  punto  la  soberanía
       de  su  rey  mediante  ricas  dotaciones,  abundantes  y  continuas  gracias  y  honores
       y los  elevados  sueldos  con  que  se  remunera  a  los  que  sirven  en  el  ejército.  Esto,
       unido  a  la  constante  y  severa  vigilancia,  a  la  rígida  disciplina,  a  la  jurisdicción
       penal,  despótica  y no pocas veces  sangrienta,  ejercida  por el  propio  rey,  mantiene
       en  el  temor  y  en  la  obediencia  a  cuantos  se  hallan  al  servicio  del  estado.  ¡Ay
       del  sátrapa  que  vacile  siquiera  en  velar  por  la  agricultura,  por  el  bienestar,  por
       la  irrigación  de  su  provincia,  cuya  provincia  se  despueble  o  retroceda  en  sus
       cultivos,  ay  de  aquel  que  oprima  a  sus  súbditos!  El  rey  quiere  que  todos
       sus  mandatarios  sean  fieles  servidores  de  la  doctrina  pura,  en  su  carácter  y
      en  sus  actos.  Todos  ellos  deben  mirar  al  rey  y  solamente  a  él;  así  como  Ormuz,
       del  que  es  imagen  e  instrumento,  rige  el  mundo  de  la  luz  y  lucha  contra  el
       funesto  y  maligno  Arimán,  el  gran  rey  es  omnipotente  e  infalible,  sobre  todo  y
       sobre  todos.
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