Page 79 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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CAPITULO  III
      Peligros  de  fuera.—La  expedición  a  Grecia  del  año  336.—Es  renovada  la  liga
          corintia.—Fin  de  Atalo.  Los  vecinos  del  norte.—Las  campañas  de  Tracia;
          en  tierras  del Danubio  y  contra  los  ilirios.—Segunda  expedición  a  Grecia.—
          Destrucción  de  Tebas.—Segunda  renovación  de  la  liga  de  Corinto.

      A l e j a n d r o   h a b í a   empuñado  con  mano  rápida  y  firme  el  timón  del  gobierno,
      restaurando  la  paz  y  el  orden  en  el  interior  del  país.  Pero,  entre  tanto,  llegaron
      de  fuera  noticias  extraordinariamente  alarmantes.

                               PELIGRO S  DE  FU ERA
          Atalo,  que  se  hallaba  en  el  Asia  Menor  al  frente  de  sus  tropas,  especulando
      con la  fuerza  de  éstas,  a  las  que  había  sabido  atraerse,  concibió  el  plan  de  enca­
      ramarse  en  el  poder  bajo  el  pretexto  de  hacer  valer  los  derechos  de  su  sobrino,
      el hijo de  Cleopatra;  las  fuerzas  armadas bajo  su  mando  y,  más aún,  los  contactos
      que  supo  establecer  con  los  enemigos  de  Macedonia  hacían  de  él  un  enemigo
      peligroso.
          Por si  esto  fuera  poco,  empezó  a  producirse  en  los  países  helénicos  un  mo­
      vimiento  que  amenazaba  convertirse  en  una  deserción  general.  Al  llegar  la  no­
      ticia  de  la  muerte  de  Filipo  —el  primero  que  tuvo  conocimiento  de  ella  fué
      Demóstenes,  por  medio  de  emisarios  secretos  del  estratega  Caridemo,  apostado
      probablemente  en  las  cercanías  de  las  costas  tracias—,  se  organizó  una  jubilosa
      fiesta  y  se  votó  una  resolución  para  honrar  la  memoria  del  regicida;  el  propio
      Demóstenes  la  propuso  y,  en  su  discurso  pronunciado  ante  el  pueblo  reunido,
      llamó  a  Alejandro  un  necio  que  no  se  atrevería  a  salir  de  las  fronteras  de  Mace­
      donia,  y  lo  puso  todo  en  juego  para  mover  a  Atenas,  a  Tebas,  a  la  Tesalia  y  a
      toda la Hélade a romper abiertamente con el país macedonio, como si el juramento
      prestado con el padre para crear la confederación de Corinto no obligase para  con
      el hijo a los estados  que lo emitieran.  Envió  cartas  y  emisarios  a  Atalo  y  negoció
      con  Persia  para  la  concesión  de  subsidios  contra  Macedonia.  Atenas  se  preparó
      para  la  guerra  y  dió  órdenes  a  su  flota  para  que  estuviese  prevenida;  Tebas  se
      dispuso a  arrojar a la guarnición  macedonia  de  la  Cadmea;  los  etolios,  que  hasta
      entonces  habían  sido  amigos  de  Macedonia,  acordaron  restituir  a  sus  tierras,  por
      la  fuerza  de las  armas,  a  los  que  Filipo  arrojara  de  la Acarnania;  los  ambraciotas
      expulsaron  de  su  territorio  a  la  guarnición  macedonia  destacada  en  él  e  instau-
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