Page 215 - Guerra civil
P. 215

Libro  segundo



            I.     1  Mientras  lo  susodicho1  acontece  en  Hispania,  el
            legado  Cayo  Trebonio,2  que  había  quedado  a  cargo  del
            sitio de Masilia,3  trató de arrimar a la plaza terraplenes,4
            manteletes ΰ  y torres 6  por  dos  de  sus  partes. 7             2  Una
            estaba  próxima al  puerto y  a los  astilleros, 8  la  otra  cerca
            de  la  puerta  que  da  acceso  a  la  ciudad  viniendo  de  la
            Galia  y  la  Hispania, 9  en  las  inmediaciones  del  mar  que
            acaricia  la  desembocadura  del  Ródano.10                    3  Porque
            Masilia está  bañada por  el  mar  casi  por  tres  partes  de  su
            emplazamiento;  11  la cuarta restante es la que le da entrada
            por tierra. De este espacio,  además, la porción  que corres­
            ponde  a  la  fortaleza,12  por la naturaleza misma del lugar,
            defendida  con  un  acantilado  altísimo,13  hace  su  asedio
            prolongado  y  difícil.        4  Para  llevar  a  cabo  sus trabajos
            de  asalto,  Cayo  Trebonio  hace acudir  de  la  provincia  en­
            tera 14  una muchedumbre de hombres y de bestias de carga;
            les  ordena  acarrear  zarzos  y  maderamen,15  con  cuyos
            preparativos levanta un terraplén de ochenta pies de alto.16


               II.        1  Pero  tal  era,  desde  hacía  mucho  tiempo,  la
            reserva 1  de  máquinas  guerreras  que  había  en  la  ciudad
            y  tanta la cantidad de artefactos de artillería,  que no podía
            contrarrestar su poderío ningún mantelete revestido de zar­
            zos.     2  Porque  vigas  de doce  pies,2  provistas  de  agui­
            jones,  disparadas  por  enormes  catapultas,  aun  después
            de atravesar cuatro setos de  zarzos,  quedaban  clavadas  en
            tierra. 3     3  Y así, con maderos de un pie, 4  unidos entre
            sí,  se  iban recubriendo  galerías,  y  de  esta  manera  se pro­
            longaba,  de mano a mano, el terraplén.               4  Delante,  avan­
            zaba  una  tortuga8  de  sesenta  pies, 6  con  el  objeto  de
            nivelar  el  terreno,  hecha  también  de maderos  muy  sólidos
            y  recubierta  de  todos  los  materiales  que  pudieran  defen­
            derla  contra  los  disparos  incendiarios7  y  las  piedras. 8


                                                62
   210   211   212   213   214   215   216   217   218   219   220