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GUERRA  CIVIL  II


           3  Mas luego —siendo  la práctica  maestra  en  todo,  cuando
           se  le  aplica  el  talento  del  hombre— 5  se  descubrió  que  la
           torre  podría  ser de mayor eficacia  si se le elevaba la altura.
           Ello  se logró de la manera  siguiente.


              IX.          1  Cuando  la  altura  de  la  torre  se  hizo  llegar  a
           la  plataforma del  primer  piso,1  introdujeron  el  entablado
           de  éste en las paredes,  de manera  que las  extremidades  de
           las  tarimas 2  fuesen  ocultadas  por  la  estructura  excesiva
           de  los  muros,3  a  fin  de  que  nada  sobresaliese  en  que
           pudiera  adherirse  el  fuego  del  enemigo.               2  Encima  de
           este  entarimado,  tanto  cuanto  lo  permitió  la  techumbre
           de  los  plúteos 4  y  de  los manteletes, agregaron  ladrillo  y,
           sobre dicho espacio,  echaron  dos tarimas transversales,  no
           lejos  de los  límites  de  las  paredes,  de  las  cuales  tarimas
           habrían  de  suspender la plataforma de  madera  que  iba  a
           servir de  cubierta  a  la  torre,5  y  sobre dichas  tablas  colo­
           caron vigas transversales en línea  recta y las unieron entre
           sí con ejes de madera,            3  dejándolas un poco más largas
           y  sobresalientes  que  el  límite  de  las  paredes,  para  que
           hubiese  de  dónde  colgar  coberturas  a  fin  de  defenderse
           de los proyectiles y  de repelerlos, mientras  dentro de aquel
           entarimado levantaran las  paredes,                4  y cubrieron aque­
           lla  plataforma  más  alta  con  ladrillos  y  lodo,  para  que  el
            fuego  de los  enemigos no pudiera  dañarlos  en  absoluto,  y
           encima de tal  enladrillado echaron mantas acolchadas,  para
            que los  proyectiles  de las máquinas  no  rompieran  la  plata­
            forma,  ni  los  pedruscos  de  las  catapultas  resquebrajaran
            los  ladrillos.      5  Luego  hicieron  tres  esteras  con  maro­
            mas  de  anclas, ® de  la  misma  longitud  de  las  paredes7

            y  de  cuatro  pies  de  ancho,8  y  las  ligaron,  por  las  tres
            partes  que  convergían  hacia  el  enemigo, 9  a  las  vigas  so­
            bresalientes  alrededor  de  la  torre;  10  ésta  era  la  única
            especie de cubierta que en otras ocasiones se había compro­
            bado  que  ningún  proyectil  de  infantería  o  de  artillería
            podía  atravesar.         6  Cuando  aquella  parte  de  la  torre
            que  estaba  concluida quedó  encubierta y protegida  de toda


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