Page 233 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  II


           no  irrumpieran  en  la ciudad, 8  y  toleraron  tal  circunstan­
           cia con pesadumbre, pues parecía que dependía de Trebonio
           el  que  no  se apoderaran  de la  plaza.


              XIV.           1  Y  he  aquí  que  los  enemigos,  sin  pundonor
           alguno,1  aguardan el momento y la oportunidad favorables
           a  la  falacia  y  al  engaño  y,  habiendo  pasado  algunos  días,
           en  tanto que  los nuestros  holgaban  y  se  mantenían  apáti­
           cos, 2  de  improviso,  al medio  día,  cuando  éste  había olvi­
           dado las hostilidades  o aquel otro,  abandonando  su prolon­
           gado  trabajo,  estaba  entregado  a  su  siesta, 3  y  todas  las
           armas  estaban,  en  realidad,  colgadas  y  cubiertas, 4  los  si­
           tiados  irrumpen  fuera de  las  puertas, y gracias  a  un  gran
           viento  favorable,  prenden  fuego  a  los  trabajos  de  aproxi­
           mación.        2  El  viento  inflamó  la  lumbre  de  tal  modo
           que  a  un  mismo  tiempo  el  terraplén, 6  los  plúteos, 6  la
           tortuga, 7  la  torre 8  y  los  aparatos  de  artillería, 9  queda­
           ron  envueltos  en  llamas,  y todo  ello  se  consumió  antes  de
           que  pudiera  advertirse  de  qué  modo  había  sucedido.
           3  Algunos  de los  nuestros,  impresionados  por  tan  repen­
           tino  cambio de  la  Fortuna,  echan  mano  de  las  armas  que
           pueden,  otros  se  avalanzan  desde  el  campamento;  lanzan
           una carga  contra el  enemigo;  pero las saetas y los proyec­
           tiles  de artillería, arrojados  desde la muralla,  impiden  per­
           seguir a los que  huyen.  4  Los  adversarios  se encaraman
           en  su  muro  y  allí  incendian  a  sus anchas  el  músculo  y  la
           torre  de  adobe.  Así,  el  trabajo  de  muchos  meses,  por
            la  traición  del  enemigo  y  la  fuerza  de  la  naturaleza,  se
            desvanece en  un  punto.10             5  Los  masilienses  volvieron
            a  una  intentona  semejante al  día  siguiente.  Contando  con
            un tiempo  idéntico al del día anterior,  con  mayor  confian­
            za  aún  haciendo  una  irrupción,  lucharon  contra  la  otra
            torre  y  el  otro  terraplén 11  y  les  trataron  de  prender  in­
            tenso fuego.        6  Pero, si los nuestros habían  desatendido
            todo  empeño  en  el  tiempo  precedente,  ahora,  advertidos
            por  el  desastre  del  día  anterior,  lo  habían  preparado  todo
            para  la  defensa.  Y  de  esa manera,  habiendo masacrado  a



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