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GUERRA  CIVIL  II


            muchos  enemigos,  rechazaron  hasta  la  plaza  a  los  sobre­
            vivientes,  sin  permitirles  concluir  su  atentado.


               XV.       1  Trebonio  manda  organizar  y  rehacer  lo  que
            había  sido  destruido,  contando  con  mucho  mayor  entu­
            siasmo  de  parte  de  sus  soldados;  pues  éstos,  al  ver  que
            tan  calamitosamente se  habían  venido abajo tantos esfuer­
            zos  y preparativos  suyos 1  y  atribulándose  de  que  fuera
            su valor a  ser motivo  de befa, a causa de una tregua viola­
            da por la  perfidia, 2  y ya que,  de momento,  nada  quedaba
            que  se  pudiera  transportar  para  otro  terraplén,  porque
            todos  los  árboles,  a  lo  ancho  y  a  lo  largo  del  territorio
            masiliense,  habían  sido  ya  cortados  y  acarreados, 3  deci­
            dieron  construir  un  terraplén  de  especie  nueva  y  hasta
            entonces  inusitada,  mediante  tabiques  en  sus  dos  paredes,
            cada  una de las cuales tendría  seis pies  de espesor,  techán­
            dolas  con  un  piso,  todo  ello  del  mismo  volumen  casi  de  la
            terraza  anterior,  que  había  estado  integrada  con  un  amon­
           tonamiento  de  madera.4              2  Donde  les  pareció  que  el
            vacío entre las paredes o la debilidad del material lo exigía,
            interpusieron  pilares,  introdujeron  vigas  transversales5
            que  pudiesen  servir  de  refuerzo  a  la  obra,  y  cuando  así
            quedó unido  lo rellenaron  de zarzo y al zarzo lo  cubrieron
            de  argamasa.        3  Bajo  tal  techo,  el  soldado,  cubierto  a
            derecha e  izquierda por la pared y al frente por la interpo­
            sición  de  un parapeto,  traslada,  sin  peligro alguno,  cuanto
            es  de  utilidad  para  la  obra.        4  La  operación  se  ejecuta
            rápidamente;  la catástrofe de un prolongado trabajo queda
            en breve  resarcida  gracias  a  la  destreza  y  a  la  resolución
            de  los  soldados. 6 En  los  sitios  en  que  se  considera  opor­
            tuno,  se dejan puertas, para el efecto de las acometidas.



               XVI.       1  En  cuanto  vieron  los  enemigos  que  lo  que
            habían  esperado  que  no  podría  rehacerse  sino  en  un
            tardado y largo  lapso quedaba  restablecido con  el  esfuerzo
           y el trabajo de unos cuantos días, de tal manera que ya no
            habría  lugar  para  la  traición  y  el  atropello  ni  quedaba-



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