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GUERRA  CIVIL  II


              XX.           1  Esto  hizo  apresurarse  más  a  Varrón  para
           encaminarse,  cuanto  antes,  con  sus  legiones  a  Cádiz,  a
           fin  de  que  no  se  le  fuera  a  cortar  la  retirada  por  tierra
           o  por  m ar,1  tan  viva  y  adicta  a  César  descubría  la
          dilección de la provincia.           2  Habiendo avanzado un corto
           trecho, 2  recibió una carta  de Cádiz,  informándolo  de  que,
          no  bien  fue  conocido  en  la  ciudad  el  edicto  de  César,  los
          principales  de  Cádiz  convinieron  con  los  tribunos  de  las
          cohortes  que  estaban  allí  de  guarnición,  en  expulsar  de
           la  plaza  a  Galonio  y  en  reservar  la  ciudad  y  su  isla3  a
           disposición  de  César;           3  y  que,  adoptada  esta  resolu­
           ción, habían intimado a  Galonio para que espontáneamente,
          mientras  lo  pudiera  hacer  sin  riesgo, 4  saliera  de  Cádiz,
          agregando que  si  no procedía  de  tal  manera,  ellos  habrían
          de  tomar providencias  al  respecto,  y  que,  impelido  por  el
          temor,  Galonio  había  salido  ya  de  Cádiz.               4  Cuando  se
          conocieron  tales  circunstancias,  una  de  las  dos  legiones

          varronianas,  la  que  se  denominaba  nativa,5  estando  su
          mismo  jefe  presente  y  mirándola,  recogió  sus  enseñas, 6
           se  concentró en  Hispalis  y  se  instaló  en  su  foro y  en  sus
          pórticos,  sin  la  menor  indisciplina.7             5  Hecho  lo  cual,
          inclusive el  convento  de  ciudadanos  romanos  de  la ciudad
          lo  aprobó  al  grado  de  que  cada  cual  brindó  con  el  mayor
          entusiasmo,  el  hospedaje  de  su  propia  casa.                6  Intimi­
          dado por tales acontecimientos, Varrón, desviando su rumbo
          hacia Itálica, 8  después de haber enviado a ella mensajeros
           suyos  a  advertir  de  su  llegada,  fue  informado  por  éstos
          de que las puertas  de la ciudad  estaban cerradas.                   7  En­
          tonces,  con  todos  los  caminos  cortados,  mandó  decir  a
          César  que  estaba  dispuesto  a  entregar  el  mando  de  su

          legión  a  quien  éste  ordenara.9  César  le  envió  a  Sexto
          César,10  mandando  que  la  legión  se  pusiera  en  manos
          de  este  personaje.          8  Entregada  la  legión,  Varrón  fue
          a  Córdoba  a  entrevistarse  con  César;  después  de  rendir
          aquél  a  éste  un  informe  sobre  el  presupuesto  público,
           fundado  en  la honestidad,  entregó el dinero  que  estaba en


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