Page 317 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  III


            semejante empresa,  pues a  menudo habían  soplado  vientos
            favorables  a  los  cuales  estimaba  necesario  haberse  con­
            fiado.      2  Y  cuanto  más adelantaba el tiempo,  tanto  más
            activos  se  manifestaban  quienes  comandaban  las  flotas
            enemigas  y  más  seguridad  alimentaban  de  cerrarnos  el
            paso,  aparte  de que  eran  intimados en cartas por Pompeyo,
            en  el  sentido  de  que,  ya  que  no  habían  podido  copar  a
            César la  primera  vez  que había  pasado,  bloquearan  a  sus
            demás  ejércitos;  y  ellos  esperaban,  diariamente,  que  el
            tiempo  fuese más  adverso  al  transporte y  los  vientos  más
            débiles.      3  Impaciente  por  tales  circunstancias,  César
            escribió a  sus  generales de Brundisio,  del  modo  más  apre­
            miante,  que no  dejaran  pasar,  si  soplaba un viento  favora­
            ble,  la  ocasión  de  hacerse  a  la  mar  y,  de  ser  posible,  de
            enderezar  el  curso  hacia  el  litoral  apoloniata,  y  fondear
            en  él  sus  navios.        4  Tal  sitio  era  el  que  más  carecía
            de  vigilancia  naval,  pues el  enemigo no  osaba  aventurarse
            muy  lejos  de  los  puertos.3



               XXVI.             1  Ellos,  concertando  la  osadía  con  el  valor,
            bajo  la  dirección  de  Marco  Antonio  y  de  Fufio  Caleno,
            en  medio  de numerosas  aclamaciones  de los  soldados  mis­
            mos que  no  querían  rehusar  ningún peligro en  aras  de  la
            salvaguardia  de  César,1  zarpan,  aprovechando  el  viento
            del  sur, 2  y al  día siguiente3  pasan  a la vista  de  Apolonia
           y  Dirraquio.          2  Al  descubrirlos  desde  el  continente,
            Coponio, 4  que  comandaba  la  flota  rodia,  saca  sus  fuer­
            zas  de  puerto  y  ya  iba  aproximándose  a  los  nuestros  por
            haber  amainado  un  poco  el viento, cuando la ráfaga creció
           y  nos  sirvió  de  defensa.           3  Pero  Coponio  no  desistió
            de su intento ante esta circunstancia,  pues esperaba preva­
            lecer  del  vendabal  gracias  al  esfuerzo  y  a  la  perseveran­
            cia de  sus  marinos, 5  y  nos  siguió  con  no menos  ahínco,
            después  de  pasar  Dirraquio  merced  a  la  gran  violencia
            de la borrasca.       4  Los nuestros, aprovechando el  favor de
           la  fortuna,  temían  no  obstante,  el  asalto  de  la  flota
            enemiga,  en  caso  de  que,  por  algún  azar,  el  viento  dis-


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