Page 319 - Guerra civil
P. 319
GUERRA CIVIL III
minuyese, habiendo encontrado el puerto que se denomina
Ninfeo, e a cinco millas al norte de Lisso, 7 metieron en
él sus naves —aunque este puerto protegía sólo del viento
del sudoeste y no proporcionaba seguridad respecto del
viento del sur—, pues estimaban menor el riesgo de la
tormenta que el de la armada enemiga. 5 Y apenas
estuvieron dentro de él, cuando he aquí que con suerte
increíble,8 el viento del sur, que había estado soplando
durante dos días, se convierte en viento del sudoeste. 9
XXVII. 1 Se pudo advertir, entonces, una súbita
transformación de la suerte: 1 a quienes poco antes sobre
cogía el espanto, los recibía ahora un puerto abrigadísimo,
y quienes habían significado un riesgo para nuestros
navios, se veían constreñidos a temer por su parte.2
2 Y así, trastocado el tiempo, la borrasca protegió, por un
lado, a los nuestros, y abrumó, por el otro a las naves
rodias, al grado de que, uno a uno, todos los barcos cubier
tos, en número de dieciséis, quedaron destrozados y pere
cieron en el naufragio, y de su gran cantidad de remeros
y combatientes, una parte, arrojada contra los escollos,
sucumbió, y la otra fue salvada por los nuestros, y sus
integrantes, preservados por César, fueron despachados
a sus casas.3
XXVIII. 1 Dos de nuestros navios, habiendo reali
zado su viaje con mayor retraso, sorprendidos por la noche
e ignorando en qué sitio habían ido a parar los restantes,,
echaron anclas frente a Lisso. 2 Otacilio Craso,1 que
comandaba Lisso, trató de acometerlos, enviando contra
ellos una multitud de lanchas y navecillas menores, a
tiempo que gestionaba su rendición y prometía la indemni
dad a quienes se entregaran espontáneamente. 3 Uno
de dichos barcos estaba cargado con doscientos veinte
hombres de una legión de reclutas novicios,2 y el otro
con poco menos de doscientos de una legión veterana.
4 Por la conducta de ambos se pudo deducir cuánto prove-
114