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GUERRA  CIVIL  III


         legión  de  reclutas  que  se  denominaba  la  Veintisiete4  y
         doscientos  jinetes;  igualmente,  mandó  a  Etolia  a  Cayo
          Calvisio Sabino, con cinco cohortes y unos cuantos jinetes;
         y  lo  que  más  les  recomendó,  en  vista  de  la  cercanía  de
          estas  comarcas,  fue  que  procuraran  proveer  a  la  cuestión
          frumentaria.5          3  A  Cneo  Domicio  Calvino  le  ordenó
         que  partiera con  dos  legiones,  la  onceava  y  la  duodécima
         y  con  quinientos  jinetes  a  la  Macedonia;                  4  de  cuya
         provincia  —de  esa  parte  de  ella  que  se  denominaba  li­
          bre— 6  Menedemo,7  un dirigente de aquellos lugares,  fue
         enviado  como  embajador,  ofreciendo  la  excelente  disposi­
          ción  de  todos  los  suyos  a  propósito  de  César.


             XXXV.          1  De los legados susodichos, Calvicio, apenas
          llegado,  recibido  con  el  mayor  entusiasmo  por  todos  los
          etolios, y habiendo expulsado  a las guarniciones  que tenían
          los  adversarios  en  Calidonia1  y  Naupacto, 2  se  apoderó
          de  la  Etolia  entera.         2  Cassio  llega  a  Tesalia  con  su
         legión.  Allí,  como  había  dos  partidos,  las  comunidades
          adoptaron  diversas  actitudes:  Hegesareto, 3  personaj e  de
          acendrada  influencia,  se  inclinaba  hacia  la  facción  pom-
          peyana;  Petreo, 4  joven  de  encumbrada  nobleza,  apoyaba
          con  los  suyos, con  sus  riquezas y  con  todo  su entusiasmo
          a  César.


             XXXVI.           1  Por  ese  mismo  tiempo,  Domicio  llegó  a
          la  Macedonia,  y  como  comenzaran  a  concurrir  hacia  él
          numerosas  representaciones  de  las  comunidades,  se  anun­
          ció que Escipión se hallaba ya en la región con sus legiones,
          con gran preocupación y escándalo de todos, pues a menudo
          sucede  que,  frente  a  una  novedad,  el  alboroto  preceda  al
          acontecimiento  mismo.             2  Escipión,  sin  demorarse  en
          ningún  lugar  de  Macedonia,  con  gran  precipitación  se
         dirigió  hacia  Domicio, y cuando  sólo  distaba de  éste  veinte
         millas,1  de  pronto  se  desvía  hacia  Cassio  Longino  en  la
          Tesalia.       3  Esto, por cierto, lo hizo  tan  rápidamente que
         al  mismo  tiempo  se  anunciaba  su  venida  y  se  operaba  su
         llegada.  Y,  para  hacer  su  jornada  más  expedita,  dejó  a


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