Page 333 - Guerra civil
P. 333
GUERRA CIVIL III
lanzaran al combate, sobre todo porque un arroyo de escar
padas orillas, arrimado al campo de Escipión, obstaculizaba
la marcha de los nuestros. 4 Cuando Escipión se dio
cuenta del entusiasmo y la bravura de éstos, conjeturó
que al día siguiente, o se vería obligado a pelear por fuerza,
o debería permanecer en su campamento, con serio desdoro
propio, él, que había llegado en medio de tanta expectación,
y así, su irreflexivo avance tuvo un resultado deplorable y,
durante la noche, sin los gritos usuales de “¡ a la impedi
menta!”, 2 volvió a pasar el río y regresó al paraje de
donde había venido, y cerca de la corriente, en un lugar
elevado, levanta su campamento. 5 Después de algunos
días apostó una emboscada de caballería en un lugar al
que los días anteriores casi siempre llegaban los nuestros
a forrajear, y como, conforme a la costumbre cotidiana,
Quinto Varo, 8 prefecto de la caballería de Domicio, llegase
al lugar susodicho, de repente los enemigos surgieron de
su emboscada. 6 Pero los nuestros afrontaron con ener
gía la carga del adversario, se formaron rápidamente, cada
quien en sus filas, e inclusive, conjuntamente, lanzaron
al enemigo una acometida. 7 Con cerca de ochenta
muertos de parte de éste, y los demás echados a la fuga,
los nuestros, con dos bajas, regresaron a su campamento.4
XXXVIII. 1 Cumplidas estas acciones, Domicio, es
perando poder atraer a un encuentro a Escipión, fingió
que, obligado por la carencia del avituallamiento, dejaba
su campamento gritando “¡a los bagajes!”, según la cos
tumbre militar, y adelantándose unas tres millas,1 donde,
en un lugar adecuado y oculto, colocó a todo su ejército
y caballería. 2 Escipión, presto a seguirlo, envió por
delante a explorar y reconocer el camino, a una gran parte
de sus jinetes. 3 Los cuales, habiendo avanzado y es
tando ya dentro de la emboscada con sus primeros escua
drones, 2 con suspicacia infundida por la nerviosidad de
los caballos, comenzaron a replegarse hacia sus compa
ñeros, 3 y cada quien empujaba a los otros, hasta que,
121