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GUERRA CIVIL III

Marco Favonio2 en el río Aliacmón,3 que separa la
Macedonia de la Tesalia,4 con una guarnición de ocho
cohortes 5 y la impedimenta de sus legiones, ordenando
levantar allí un reducto fortificado. 4 Al mismo tiempo,
la caballería del rey Coti, 6 que acostumbraba merodear
por los límites de la Tesalia, voló materialmente al cam­
pamento de Cassio. 5 Entonces éste, sobrecogido de
espanto, sabiendo la llegada de Escipión y viendo los jinetes
que creía que eran los de éste, se dirigió a los montes que
ciñen la Tesalia, 7 y desde esos lugares comenzó a ende­
rezar su ruta hacia Ambracia.8 6 Pero a Escipión,
que perseveraba en seguirlo, le llega una carta de Favo­
nio, en el sentido de que Domicio se hallaba frente a él
con sus legiones, y dqp que él y su campo fortificado, sin
la ayuda de Escipión, no podrían sostenerse. 7 Reci­
bida esta carta, Escipión cambia de pensamiento y de
camino: desiste de perseguir a Cassio y se dirige a pro­
porcionar ayuda a Favonio. 8 Y así, marchando de día
y de noche, hace contacto con él en coyuntura tan opor­
tuna que al mismo tiempo se distinguió el polvo del ejército
domiciano y se vieron los primeros exploradores de los
refuerzos. De ese modo, la táctica de Domicio proveyó
a la seguridad de Cassio y la rapidez de Escipión a la de
Favonio.

XXXVII. 1 Escipión, detenido durante dos días en
el campamento permanente, junto al río Aliacmón, que
corría entre él y el campamento de Domicio, al tercero, al
despuntar el alba, por un vado hace pasar a su ejército
y, levantando un campamento, al día siguiente, durante
la mañana, despliega sus fuerzas al frente de su campo.
2 Entonces, Domicio no juzgó pertinente el titubear en
sacar también sus legiones y presentar batalla. Pero como
entre los dos campamentos había una planicie de cerca de
tres millas,1 Domicio aproximó sus tropas hasta el campo
de Escipión. 3 Y en verdad que con gran dificultad
fueron detenidos los soldados domicianos para que no se

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