Page 355 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  III


            lutamente un solo soldado que no resultase herido, y cuatro
            centuriones de la octava cohorte perdieron los ojos.  4  Y,
            como  los  soldados  quisieron  presentar  un  testimonio  de
            su  esfuerzo  y  de  su  aventura,  contaron  ante  César  cerca
            de  trescientas  mil  flechas  arrojadas  al  fuerte  y,  al  pre­
            sentársele  el  escudo  del  centurión  Scaeva,7  se  hallaron
            en  él  ciento  veinte  orificios.          5    A  este  héroe,  César
            como  lo  merecía  ante  él  y  ante  la  república, 8  le  hizo
            el  don  de  doscientos  mil  sestercios  y  dispuso  que  fuese
           transferido  de  la  octava  fila  a  la  primípila9  (pues  cons­
           taba  que  gracias a  su esfuerzo  el  fortín,  en  gran parte  se
           había conservado intacto);  y, ulteriormente, dio a la cohorte
           en  cuestión  doble  estipendio,  trigo,  vestido,  vituallas  y
           condecoraciones militares  en  abundancia.

               LIV.       1  Pompeyo,  agregando  de  noche  grandes  for­
           tificaciones  a  su  posición,  construyó  torres  en  los  días
           sucesivos,  y,  efectuando  obras  de  quince  pies  de  altura,1
           tapó aquella parte del  campamento  con  manteletes.                     2  y
           pasados  cinco  días,  aprovechando  otra  noche  oscura,  ce­
           rrando  todas  las  puertas  del  campamento  e  interponién­
           doles  obstáculos,  al  comenzar  la  tercera  vela,2  sacó a  su
           ejército  en  silencio  y  se  replegó  a  sus  anteriores  posi­
           ciones.


              LV  (LVI).            1  Todos  los  días  subsecuentes,  César
           formó  a  su  ejército  en  posición  de  batalla,  dentro  de  un
           campo  parejo,  por  si  Pompeyo  se  decidía  a  combatir,  y
           de tal  modo que acercó  sus  legiones prácticamente  al  cam­
           pamento  de  Pompeyo,  y  sólo  distando  su  primera  línea,
           de  la  empalizada,  lo  suficiente  para  que  no  pudiera  ser
           alcanzada por  los  proyectiles  de  infantería  y  de  artillería.
           2  Por  su  parte  Pompeyo,  para  mantener  su  fama  y  re­
           putación  ante  las  gentes,  formaba  su  ejército  frente  a  su
           campamento, pero de tal manera que su tercera  fila resul­
           tara  contigua  a  la  empalizada  y  de  tal  modo  ordenadas
           sus  huestes  que  pudiesen  ser  protegidas  con  proyectiles
           lanzados  desde  sus  trincheras.1



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