Page 359 - Guerra civil
P. 359

GUERRA  CIVIL  III


           tranquilidad  de  Italia,  la paz  de  las  provincias y la  salva­
           ción  del  imperio.           5  Esta  encomienda  la  desempeña
            Clodio  ante Escipión y,  en  los primeros  días,  según  pare­
           ció,  fue  oído  de  buena  gana,  pero  después  no  le  fue  ya
           concedida ninguna  entrevista,  habiendo  sido  Escipión cen­
           surado por Favonio,  según  supimos una vez  terminada  la
           guerra;  y  el  mensajero  regresó  hacia  César,  sin  haber
           obtenido  su  propósito.


              LVIII.         1  César,  con el objeto de que la caballería de
           Pompeyo  permaneciese  en  Dirraquio,  impidiendo  así  su
           alimentación, fortificó con grandes obras  las  dos  entradas
           al puerto que, según ya dijimos,1  eran estrechas, y levantó
           fortalezas en dichos lugares.             2  Pompeyo, cuando se per­
           cató  de  que  su  maniobra 2  no  aprovechaba  en  nada  a  su
           caballería, después de dejar pasar algunos días, nuevamente,
           por medio de sus naves, la concentró dentro de sus  fortifi­
           caciones.       3  Era  gravísima  la  carencia  de  pastura,  al
           grado de que se alimentaba a los caballos con follaje arran­
           cado  de los  árboles  y  con  raíces  de  carrizos  machacadas.
           El  trigo  que  había  sido  sembrado  en  el  recinto  de  las
           trincheras se había consumido.              4  Los enemigos se veían
           obligados  a  acarrear  el  forraje  desde  Corcira  y  Acarna­
           nia, 8  después  de  un  largo  trecho  de  navegación,4  y,
           como  su  abundancia  era menor,  a  agregarle  cebada y con
           estos  subterfugios  a  ir  manteniendo  en  pie  su  caballada.
           5  Pero  cuando  no  sólo  faltaron  la  cebada  y  el  pasto  y
           las  hierbas  cortadas  en  todos  los  lugares,  sino  inclusive
           el  follaje  de  los  árboles,  y  los  caballos  se  desmedraban
           de debilidad, entonces Pompeyo consideró la posibilidad de
           intentar una  salida.



              LIX.       1  Había  con  César,  en el  número  de  sus caba­
           lleros,  dos hermanos  alobroges,1  Rucilo 2  y  Eco, 8  hijos
           de Abducilo,4  que había sustentado el poder en su comuni­
           dad durante muchos años;  ambos eran hombres de singular
           valor,  de  cuyos  actos,  excelentes  y  relevantes,  se  había



                                               134
   354   355   356   357   358   359   360   361   362   363   364