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GUERRA  CIVIL  III


           cuanto  a  Pompeyo,  después  de  su  retraso  del  primer
           día  y  del  esfuerzo  en  vano  por  él  realizado  en  los  días
           subsecuentes,  y a  pesar  de  efectuar  marchas  forzadas  en
           su  deseo  de  alcanzar  a  los  que  le  llevaban  la  delantera,
           al  cuarto  día  dejó  de  perseguirlos  y  estimó  que  le  era
           necesario  adoptar  otro  proyecto.


              LXXVIII.           1  Le  era  indispensable  a  César  el  ir  a
           Apolonia  para  depositar  a  los  heridos,  para  pagar  su
           salario  al  ejército,  para reiterar  sus alianzas, y  para  dejar
           guarniciones  en  las  ciudades.            2  Pero  sólo  consagró  a
           tales  actividades  tanto  tiempo  cuanto  era  imprescindible
           a su premura;  temiendo, en efecto, que Domicio no fuese a
           ser  alcanzado  antes  por  Pompeyo,  se  dirigía  hacia  aquél,
           aguijado  por  el  mayor  apremio  y  afán.               3  El  esquema
           de  todo  aquel asunto  se  lo  explicaba  del  siguiente  modo:
           si  Pompeyo  se  dirigía  al  mismo  lugar  que  él,  separado
           aquél  del  mar  y  de  los  recursos  que  tenía  acopiados  en
            Dirraquio, y segregado  de sus  aprovisionamientos  en trigo
           y demás suministros, se vería obligado a combatir con César
           en  igualdad  de  circunstancias;  si  se  trasladaba  aquél  a
            Italia, éste,  después  de unir  su ej ército con el  de  Domicio,
           llevaría  a  Italia,  a  través  de  la  Iliria,1  el  auxilio  consi­
           guiente;  si  pretendía  sitiar  a  Apolonia  y  a  Orico  y  des­
            alojar a  César de  la orilla  del mar,  éste,  atacando a  Esci­
            pión,  obligaría  a  aquél,  forzosamente,  a  llevar  ayuda
            a  éste.2  4  Y  sí,  enviándole  emisarios,  César  escribió  a
            Domicio  y  le  manifestó  lo  que  deseaba  que  se  hiciese  y,
            dejando  de  guarnición  cuatro  cohortes  en  Apolonia,  una
            en Lissos y tres  en  Orico,  después  de depositar en  dichas
           ciudades a todos los que estaban inválidos por sus heridas,
            empezó  a  marchar  a  través  del  Epiro  y  la  Athamania.8
            5  Pompeyo,  por  su  parte,  discurriendo  por  conjetura  el
            propósito  de  César,  consideraba  que  le  convenía  encami­
            narse  hacia  Escipión:  si  César  llevaba esa  dirección,  para
            prestar  apoyo  a  su  legado,  si  aquél  no  quería  retirarse
            de  la  orilla  del  mar  ni  de  Orico  —porque  esperara  sus



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