Page 77 - Guerra civil
P. 77
INTRODUCCIÓN
ciudadanos del partido popular, debidamente orientados
en política y curtidos en incontables batallas, única doble
fuerza con que se podía liquidar la tiranía de la casta
oligárquica. En sus triunfos, Roma nunca había visto un
despliegue de suntuosidad como entonces: a los banquetes,
a los juegos del circo, se agregaban las representaciones
teatrales, en que concede a Publilio Siro la victoria, por
sus piezas de teatro magistrales, y a Décimo Laberio una
gratificación de medio millón de sestercios y el anillo de
los caballeros; hubo entonces también naumaquias y cace
rías, en memoria y homenaje a los manes de su hija Julia.
Según ya hemos repetido, César llegó a liquidar a las
clases preponderantes, estableciendo sobre éstas su tutela.
Nombrado dictador, en el segundo semestre de 49, había
presidido las designaciones de los magistrados, pero
no habían podido ser candidatos aquellos a quienes él no
había autorizado. En 47, en que ejerció la dictadura por
segunda vez, no hubo, en principio, ningún magistrado
ordinario, y en la ausencia de César, gobernó Roma Anto
nio, como su maestro de caballería. A su regreso, se apre
suró a llevar a cabo el nombramiento de cónsules, pretores
y cuestores para los últimos meses de 47 y para el 46:
en adelante, la vida constitucional y las elecciones centu-
riadas dependían de su antojo. En 45, ocho prefectos
nombrados por él administran el Estado, sin que puedan
reunirse las centurias. Después de Munda, un plebiscito
entregó las magistraturas todas a su arbitrio. A principios
de 44, un senado-consulto confirmó a César en la facul
tad de crear a los cónsules y puso en sus manos la mitad de
las otras magistraturas; en los comicios centuriados de 47,
aceptó su elección al consulado por cinco años consecu
LXXV