Page 79 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN


           esenciales  de  su  poderío  político:  la  gestión  financiera  y
           la administración  provincial.  Desde  46,  el  postergamiento

           premeditado  de  los  comicios  cuestorianos  le  dio  la  opor­
           tunidad  de  confiar  el  tesoro  a  dos  de  sus  prefectos,  y
           cuando  la  cuestura  fue  restablecida,  simplemente  no  le

           devolvió sus funciones  financieras,  sino  que  se las  encargó
           a  antiguos  pretores  elegidos  por  él,  y  a  los  cuales  secun­
           daban contadores  reclutados  en  su  propio  personal  servil:
           una consecuencia de ello fue que  retiró al senado el control

           de  la  circulación  monetaria:  en  45  se  reservó  la  designa­
           ción  de  triunviros  especializados  en  dicho  servicio:  los

           tresviri monetales, que  él  aumentó  a  cuatro,  bajo su  con­
           trol.  Del  mismo  modo  sustrajo  al  senado  las  provincias,
           asumiendo  la  designación  de  sus  gobernadores:  la  plebe
           le  ofreció el  derecho  de repartir a  su antojo  las provincias

           pretorianas.  Varios  plebiscitos  de  45  confirmaron a  César
           una facultad ya adquirida, al decretar que  sólo  César man­
           daría  los  ejércitos  y  administraría  las  finanzas,  y  que

           nadie  podía tratar de  unas  y  otros  sin  su  consentimiento.
              Gracias  a  César, las  antiguas  formas  republicanas —co­

           micios,  magistraturas,  senado  y  gobiernos  provinciales—r
           que  parecían  subsistir  aún,  fueron  vaciados  de  su  conte­
           nido,  y  plantados  sobre  la  escena  de  la  historia  como

           un  decoro  engañoso,  en  el  que  no  funciona  más  que  un
           pensamiento  y  una  voluntad:  los  de  César.  Es  el  abso­
           lutismo,  único  capaz  entonces  de  someter  la  omnipotencia

           de  los  oligarcas.  César,  para  poder  gobernar  al  mundo,
           escoge  un  grupo  de  cinco  secretarios  que,  profundamente

           adictos  a  su  causa,  y  penetrados  hasta  los  huesos  de  sus
           deberes hacia él,  inspirados en su espíritu,  sutiles y reflexi­

           vos,  trabajadores  infatigables,  despachaban  su  inmensa



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