Page 125 - La Constitución de los atenienses
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INTRODUCCIÓN
mo verdades absolutas. Esta actitud ha provocado una canti
dad enorme de discusiones estériles. Por desgracia, pocas ve
ces se toman en cuenta las recomendaciones de Gomme
(1962: 48):
Entonces, si sabemos lo que hacemos, no vamos a depender de
Jenofonte para obtener la verdad. Él es un autor interesado
(parcialmente por esta razón); pero su propósito no es decir la
verdad. Su propósito, al menos en parte, es ta mega/a tapeina
poiesthai, y ante esto... la verdad debe ser sacrificada.
Se debería adoptar una posición intermedia entre la actitud
normalmente adoptada y la que se tiene a menudo actual
mente frente a los textos de los oradores. En este último caso,
los estudiosos proceden con mucha cautela. A. Natalicchio,
por ejemplo, ha llegado a la siguiente conclusión:
La técnica oratoria de la distorsión de los datos es bien conoci
da: el testimonio dado por un orador sobre su propio adversa
rio en el proceso y a su comportamiento debe considerarse por
principio sin ningún valor documental: no existen límites a la
distorsiones calumniosas que pueden ser formuladas.9
Habrá que proceder, pues, con mucha cautela para no llegar
a los extremos: ni demasiada indulgencia, ni crítica desenfre
nada en el caso de la obra anónima. La Constitución de los
9 A. Natalicchio, «Sulla cosidetta revisione legislativa in Atene alla
fine del V secolo», QS 32 (1990): 71.
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